A estas horas, cuando ya sabemos con una certeza casi
absoluta que todos esos carteles pegados en barrios madrileños con inclinación
a votar a la izquierda, carteles en los que se empuja a los votantes que
pudieran estar desengañados por el PSOE o por Podemos a dejar de votarles,
están pagados por personajes claramente conectados con el Partido Popular, a
esta hora sólo puedo acordarme de esos días convulsos de mediados de los
setenta, cuando los GRAPO sembraban el terror, trabajando en contra del control
que la izquierda, el Partido Comunista principalmente, estaba tomando de la
calle, a través de los movimientos vecinales y obreros. Recuerdo claramente
como el bulevar de Vallecas apareció cubierto de octavillas nada clandestinas
en su formato, apenas les faltaba el registro del depósito legal y el nombre de
la imprenta, en las que se pedía el apoyo al no menos sospechoso PCR, Partido
Comunista Reconstituido, octavillas que más que sospechosamente se habían
sembrado en las mismas narices de los "landrovers" de los grises.
Por qué aquello me recuerda a esto, os preguntaréis, porque
el escenario de ambos hechos es más o menos el mismo y, sobre todo, porque
el fin que persigue es idéntico, desconcertar a los simpatizantes de la
izquierda, apelando al purismo o a la radicalidad tan "resultones" en
ese sector de la población, buscando la dispersión del esfuerzo o, en todo
caso, su desmovilización. Dudo que aquellos panfletos sirvieran para algo hace
cuatro décadas y dudo que, una vez descubiertos, sirvan para algo estas
campañas en las calles o en Facebook. Lo dudo, pero no me conformo con dudarlo,
porque creo que cosas como estas se deberían castigar y que el promotor
debería pagar por ello.
De momento y a la espera de que la lentitud de la justicia
acabe castigando a los responsables, dentro y fuera del PP, creo que deberíamos
arrancar con rabia esos carteles o exigir a los ayuntamientos que lo hagan,
pero creo que de donde deberíamos arrancarlos es de nuestra conciencia y de la
de nuestro entorno, haciendo ver a amigos y familiares que, dado que si el PP
es capaz de gastarse el dinero que se ha gastado en esta falsa campaña y capaz
de arriesgarse a una remota sanción de la Junta electoral, quienes creemos que
el PP, con sus regalos fiscales a los ricos y sus recortes de servicios y
derechos a todos los demás, no debería volver a gobernar en España, como nunca
debería haber conseguido el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, quienes no
queremos que se vuelvan a pisotear nuestros derechos ni agrandar la desigualdad
en nuestro entorno, deberíamos reafirmarnos en lo que votamos y queremos volver
a votar, porque lo que persiguen es arrancar nuestros votos, aunque sean unos
pocos, para alterar el resultado y propiciar otra vez que Vox decida y
condicione el futuro de nuestras vidas.
No les hagamos ese regalo y no nos quedemos en casa. En
Andalucía lo consiguieron y por eso Juan Manuel Moreno Bonilla, con los peores
resultados que nunca haya tenido el Partido Popular allí es ahora presidente de
Andalucía, con el apoyo de Ciudadanos y, lo que es peor, Vox.
Muchos, demasiados, votantes de izquierda andaluces "se
la cogieron con papel de fumar en aquellas elecciones. No repitamos la
exquisitez ahora y aunque creas que los errores pasados justificarían una
abstención no cometas tú el error de posibilitar un gobierno de derechas, con
unos cuantos votos de menos a la izquierda lo conseguirían, por eso, aunque sea
tan tentador, castigarles con tu abstención, aunque ese "no contéis
conmigo" sea tan sugerente, piensa por un momento lo que supondrían otros
cuatro años con el PP y sus socios. Yo, pese a todo, digo alto y claro que
"pueden contar conmigo". otra vez.