lunes, 1 de octubre de 2012

CATARRO

No sé si es el catarro que definitivamente ha hecho presa en mí o qué, pero esta mañana lo veo todo mucho más negro de lo que lo veía ayer. Si lo pienso, creo que no es la congestión de nariz, ni esta tos persistente que va cada vez a más y acabará cabreándome y agotándome, todo en uno, ni siquiera esa desgana que va dominándome poco a poco y que, como mucho, me dejará bajar a la calle a hacer algún recado y poco más... no, lo que me pasa es que cada vez le veo menos sentido a este país y a todo lo que está pasando.
Tenemos un gobierno que con una mayoría absoluta al que ya casi nadie defiende, un gobierno del partido que, a su vez, tiene la mayor parte de los gobiernos autonómicos, que, sin embargo, se rebelan contra él, un gobierno que hace todo lo que le pide Alemania, de la que, sin embargo, recibe patadas en las espinillas, en lugar de las palmaditas en la espalda que cree merecerse. Tenemos un gobierno tan pasmado como lo estaba el Felipe de Torrente Ballester, ese que Gabino Diego bordó en la pantalla, que se asombra de todo y no da una a la hora de tomar decisiones.
Es ésta una situación por la que ya habíamos pasado antes. Lo que ocurre es que, en todas esas otras ocasiones anteriores, teníamos el consuelo de que existía una fuerza coherente y opuesta a la de ese gobierno en mayoría, capaz de generar esperanzas y, sobre todo, capaz de dar mensajes claros y de tomar iniciativas en torno a las cuales podíamos aglutinarnos quienes queríamos acabar a la situación.
Pero, ahora, la oposición, el PSOE en concreto, está más pasmado que el propio Rajoy o el Felpe IV de Torrente. Lo está o, no sé que será peor, parece estarlo. No da, al menos a mí no me las da, esas respuestas que esperamos ansiosamente. No supo, por ejemplo, escoger su lugar la tarde noche del martes pasado, 25-S. Le hubiese bastado con un gesto, le hubiese bastado sacar a sus diputados a la puerta del Congreso para demostrar que, si no estaban con quienes querían mostrar su descontento rodeándolo, tampoco estaban con quienes realmente lo han ocupado, acogotando a toda una sociedad a base de decretos.
Creo que esto que les ocurre a los socialistas, mejor dicho, al partido de los socialistas, tiene mucho que ver con la mala conciencia de su pasado más reciente. El PSOE, por seguir con los parecidos en la pantalla, se ha convertido en una especie de "balarrasa" ese cura de pasado militar y mujeriego, empeñado en salvar a esos hermanos descarriados por los que llevaba tiempo sin preocuparse. O tienen mala conciencia o viven en un estado de depresión permanente, me temo que las dos cosas, que le impide levantar la bandera, o la pancarta, como prefieran, tras la que pueda colocarse este pueblo tan dolido y tan cansado.
No sé qué le pasa al PSOE, pero lo que sí sé es que cada vez me cuesta más trabajo, la última vez lo hice junto a las vallas que blindaban el Congreso, argumentar contra quienes gritan eso de "PSOE y PP la misma mierda es". Ojalá lo que me pasa, el verlo todo tan negro, sea un efecto secundario del catarro, porque el catarro, al final, acaba pasando. Ojalá sea el catarro, porque duele.
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
 
 

No hay comentarios: