viernes, 5 de octubre de 2012

DE PIJOS, ÁCRATAS, FACHAS, JUECES Y DIPUTADOS


 
 
La verdad, resulta tentador entrar al trapo del diputado Rafael Hernando que ha actuado como los dobladores que en los encierros se llevan los toros difíciles para evitar que empitonen a los mozos. Yo no sé si era esa su intención al llamar ácrata pijo al juez Pedraz, pero, si era esa, mis más sinceras felicitaciones, porque lo ha conseguido, porque llevamos horas hablando de él y del juez y no del auto que archiva las delirantes acusaciones de la Policía contra ocho de los convocantes de las movilizaciones del 25-S.
Ese es el quid de la cuestión, ese es el terremoto que ha removido los cimientos de la burda estrategia policial, represiva y mediática, con la que el gobierno del PP pretendía y me temo que aún pretende, combatir y asfixiar cualquier atisbo de contestación a sus injustos recortes y a sus arbitrarias ayudas a la banca. Eso es lo que les escuece, porque, lo saben, ya ni los que se quedan en casa les defienden. Les duele y, para mi asombro, le duele también al PSOE, que el juez, hable a la hora de delimitar los motivos de la convocatoria, de "la convenida decadencia de los políticos": Le duele al PSOE, así lo expresaron ayer algunos de sus diputados, y a mí me duele que les duela, porque con esa total falta de autocrítica están dando la razón a quienes corean, escatología incluida, la consigna de que unos y otros la misma cosa son.
Esa es la clave hay un enorme descontento, tanto que la propia policía fijaba ya en agosto, cuando presentó la denuncia ante la Audiencia Nacional, en unos 42.162., como veis, muy lejos de los seis mil que, según la delegada del Gobierno, pusieron en jaque al Congreso de los Diputados, coaccionando su libertad. Está claro que en uno u otro caso exageraban mentirosamente.
De la lectura del auto se desprende un cierto cabreo del juez con la Policía, por haberle sacado a bailar esta apestosa pieza y una absoluta fe en dos de los pilares básicos del Estado de Derecho, la separación de poderes y la libertad de expresión., Y eso, insisto, es lo que molesta a quienes más que creer en él se sirven de él. Porque habría mucho que decir del pasado del jovencito Rafael Hernando en los años de la transición y sus querencias políticas.
De aquellos tiempos le queda ese espíritu fogoso e incontrolado que lo mismo le lleva a llamar ácrata pijo que a intentar agredir a Alfredo Pérez Rubalcaba, como quedó recogido por la prensa en julio del 2005 como podéis comprobar aquí. No sé si por aquel entonces estaba aún fresco el nebuloso pasado de Hernando, pero el caso es que la escena guardaba enorme parecido con la de aquel su querido y admirado Manuel Fraga que, armado de sus tirantes, aunque con toda la escolta detrás, se fue derecho a por quienes le abucheaban en un mitin.
Para terminar, debo expresar también mi desconcierto por las andanadas dirigidas contra el juez desde algunos medios que parecen no haber leído pausadamente o no haber entendido el auto del juez y el sentido de sus palabras. Lo lamento, porque lo que ha hecho Pedraz es mostrarnos de una vez a los promotores del 25-S como lo que son: gente preocupada por su futuro y por el futuro del país. Gente que demuestra, sin duda, más preocupación que quienes, decadentes ellos, deberían sentirla y no parecen sentirla.
El juez Pedraz ha retirado del platillo de la balanza el peso de las fabulaciones policiales, y lo ha devuelto al equilibrio que nunca debería haber perdido. Me acuerdo de Garzón y me pregunto qué se inventará ahora el falso sindicato verdaderamente fascista "Manos Limpias" para acabar con él. De momento, ya están tardando.
 
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