Pensaba ayer en voz alta en Facebook, a propósito de la más
que probable destitución del fiscal jefe de Cataluña, que mal están las cosas
cuando se el discurso está reñido con la lógica y se castiga todo aquello que
se aparta de ese discurso, aunque sea lógico, porque lógicas fueron las
palabras de Martín Rodríguez Sol, un conservador nada catalanista, reclamando
un cauce para la expresión de los deseos de los catalanes respecto a su futuro.
Pero corren malos tiempos para la lógica. Lo que prima es el
retorcimiento de la verdad y a veces su simple ocultación, para sostener
actitudes que nada tienen que ver con la lógica y mucho menos con la lógica que
exige el servicio del bien común. Uno puede llegar a pensar que el Fiscal
General del Estado y el gobierno que le nombró se equivocan al cesar al fiscal
de Cataluña por haber expresado un razonamiento tan lógico, pero creer tal cosa
sería demasiado simple, porque al gobierno no le interesa -más bien al
contrario- solucionar el "problema" catalán.
Saben de sobra que Cataluña, con el desmoronamiento de la
confianza de los electores en el PSC, ha sido, no ya la tumba, sino la losa que
encierra, quién sabe por cuánto tiempo, las aspiraciones de los socialistas por
volver a ser un partido de gobierno y fomentan cualquier cosa que dificulte el
hallazgo de una salida razonada y razonable al conflicto soberanista y todo lo
que avive el fuego que consume ahora los lazos entre los socialistas catalanes
y el PSOE.
Bien es verdad que soy de los que piensan que, en todo lo
que tenga que ver con el nacionalismo que tiene que ver claramente con los
sentimientos, el remedio esta en aquel viejo tratamiento que recomienda
"tranquilidad y buenos alimentos", porque, cuando los, sentimientos
están a flor de piel, lo que importa no es tanto como son las cosas sino como
se perciben, y hurgar en la herida no hace sino enconar el desapego y el
sentimiento de incomprensión y victimismo que, a veces con toda la razón,
tienen los que se sienten catalanes antes que españoles.
Pero no es sólo en este asunto y no es sólo en España donde
la lógica anda de capa caída. No hay más que ver el espectáculo de una Venezuela
huérfana de líder, con un Chávez condenado a no morir en paz, agonizante y
"aferrado a Cristo", pendiente -imagino que más el aparato chavista
que él mismo- de un milagro que les permita jugar una nueva prórroga, ahora que
esta parece agotarse. Lo digo, porque todo lo que tiene que ver con la
utilización de Chávez y su enfermedad para ganar aquellas elecciones a las que
no debió presentarse y retrasar otras que cerrarían, aunque quizá no al gusto
de los chavistas, la crisis abierta, todo eso -insisto- tiene muy poco que ver
con la lógica y mucho con el uso interesado del fanatismo fomentado desde el
poder.
Y, ya parar terminar, una pregunta ¿No sería lógico que los
cardenales con voto en el cónclave, los que tienen sobre sí, la responsabilidad
de nombrar al nuevo papa -monarca absoluto donde los haya- conociesen antes de
hacerlo toda la basura que esconden los pasillos de la corte vaticana? ¿No
resulta cuando menos absurdo que se les encomiende la responsabilidad de
hacerlo sin darle todos los datos?
A los ojos de los hombres es del todo ilógico. Otra cosa es
lo que piensen quienes parecen dispuestos a mantener bajo llave tanta miseria.
Y, mientras tanto, al gobierno de España se le ha comido la
lengua un gato que atiende por Bárcenas o, coloquialmente, por Luis el cabrón.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario