La policía tiene ya instrucciones para impedir que los
ciudadanos expresen su rechazo a quienes, pese a sentencias de tribunales
internacionales que el Reino de España dice respetar, pese al dolor y la alarma
social creado por las decenas de miles de desahucios, pese a las muertes,
pese a ese barra libre para la banca que ya pagarán sus clientes, no
manifiestan el más mínimo interés, más bien al contrario, en rectificar lo que
origina tan terribles consecuencias.
A la mayoría de los representantes y cargos públicos de este
país -me niego a englobar a todos en el equívoco término de
"políticos"- les gusta lucirse en las tribunas, recibir el
aplauso de sus compañeros de partido, aparecer en televisión, hablar para la
radio, "soltar" sus ocurrencias en foros y tertulias,
tuitear barbaridades desde su móvil o matar con él el aburrimiento en los
larguísimos plenos jugando al apalabrado o a lo que sea. Les gustan las
palmaditas en la espalda y los besos de anónimos simpatizantes e,
incluso, que les paguen el café o el vino en la barra de cualquier bar. También
les gusta recibir a fin de mes un sueldo razonablemente digno, especialmente
ahora que hay seis millones de parados y que quienes encuentran
trabajo cobran unos salarios que, aparte de insultantes, la mayoría
de las veces son incompatibles con la vida, que sigue siendo cara,
especialmente en determinadas ciudades de España.
Les gustan todas esas ventajas y homenajes, pero les molesta
la crítica. Les molesta que les recuerden que están donde están para defender
los intereses de los ciudadanos -los bancos no votan, aunque sí
les faciliten créditos, individuales o a su partido- y atender
sus peticione o, cuando menos, saber por dónde va el latido de la sociedad. Les
basta las más de las veces con adular al poderoso, doblar el espinazo, sobre
todo cuando se aproximan elecciones, para figurar en las listas y prorrogar por
cuatro años más su ventajoso contrato con la sociedad, ventajoso porque nadie
les exige cumplirlo, y volver a los lucimientos, los halagos y las
prebendas.
No les gusta -no- que les señalen. No les gusta que marquen
su territorio, que se haga púbico donde viven o que se diga a sus vecinos quiénes
son y que hacen o, más bien, dejan de hacer, porque, como dicen que sabiamente
hacen los delincuentes de a pie, no "trabajan" en su vecindario. Por
eso el pío ministro del Interior, después del fracaso de Cristina
Cifuenets y la costosa máquina de opinar del PP hayan fracasado en su
intento de criminalizar a la Plataforma Anti Desahucio, equiparándolos con
terroristas, ha cursado instrucciones a su equipo de antidisturbios “multadores”,
para identificar, en algunos casos detener y, siempre que haya el más mínimo
resquicio para ello, sancionar a quienes se paran ante el portal de un diputado,
haciendo escrache, para señalar a quienes no quieren cambiar las
leyes injustas.
Dan lástima estos diputados llorones que no asumen las
consecuencias de legislar contra los intereses de la mayoría. Y ene este punto
hay que recordar que la IPL para modificar la ley hipotecaria de este país
contó con un millón de firmas, todo un récord en este país tan
"pasota", al menos hasta entonces. Por ello, las autoridades han
dado ya instrucciones s a la policía para intervenir ante esta nueva modalidad
de denuncia pública que tan incómoda se está volviendo para los señalados.
Creo que quienes organizan estos escraches deben esmerarse
en cuidar las formas, para que nadie pueda acusarles de ejercer la violencia
contra sus objetivos. En un país de curiosos como éste, basta con hacer un
corro ante un portal para que el corro crezca y quienes estén cerca se
acerquen para saber qué está pasando. Y si, finalmente, como
parece pretender Interior, se ordena montar guardia en el portal de esos
diputados a los policías que deberían estar persiguiendo a la verdadera
delincuencia, será el propio gobierno el que estará practicando el escrache
contra aquellos, porque nada hay más vergonzante para un representante de
los ciudadanos que tener que ser defendido de los ciudadanos por la
policía que los ciudadanos pagan con sus impuestos.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario