Con todo lo que sabemos y suponemos sobre el caso Bárcenas,
en el que suponer y saber parece sólo cuestión de tiempo, que el PP perdiera
los papeles parecía, también, cuestión de tiempo. Sin embargo, lo que no
esperábamos, al menos yo, es que un partido de gobierno -el que más
administraciones ha llegado a controlar en este país desde que las elecciones
son democráticas- perdiese los papeles en el en sentido literal del
término. Es decir -y me refiero a los papeles que le reclama la justicia
para que aclare el caso Bárcenas & Gürtel- o no los encuentra o no
quiere encontrarlos.
Y eso, siendo malo, no sería lo peor, porque, ya se sabe, el
acusado tendría derecho a defenderse y a no facilitar un esclarecimiento que a
todas luces le va a hacer caer con todo el equipo. Ya sé que esto que os digo
no es cierto, porque una orden judicial es sagrada y hay que cumplirla, como ya
ocurrió en el caso Amedo, pero juguemos a que el PP es un pobre chorizo que no
quiere admitir que ha robado ni dónde ha escondido el botín y hagamos como que
los de la calle Génova tendrían derecho a resistirse. Pero ¿y la Agencia
Tributaria, tan íntimamente ligada a Cristóbal Montoro y que tan
fluida comunicación tiene con el ministro? ¿Y el Tribunal de Cuentas que
tarda años en revisar la de los partidos que han elegido a sus
miembros? Ambos son organismos del Estado y, para ellos, la petición del juez
es más que una orden y, sin embargo, se vienen haciendo los remolones en lo que
parece una clara estrategia de dilación del proceso a la búsqueda de la
prescripción de todo o parte de lo que se investiga.
Menos mal que, al ruedo de la Audiencia Nacional, ha saltado
un nuevo diestro que ha levantado lo que parecía ir camino de convertirse en
una faena pesada y tediosa, ante un toro resabiado. Se trata del tan
odiado por el PP Javier Gómez Bermúdez, el mismo que desmontó, en el
juicio oral a los detenidos, con absoluta profesionalidad y solvencia,
la increíble tesis de la autoría etarra de los atentados del
11-M, repetida una y otra vez por Aznar y sus mariachis, en su
intento desesperado de ganar las primeras elecciones que perdieron ante
Zapatero. No sé si los primeros y firmes pasos de Bermúdez en el caso han
"excitado" el celo de Ruz, pero lo cierto es que ayer se supo
que ha dado un ultimátum de cinco días a PP, Agencia y Tribunal, para que le
entreguen las cuentas del partido y su rastro en la administración durante los
últimos cinco años.
No sé qué consecuencias procesales tendría un incumplimiento
de la petición, lo que sí sé es que el más parcial, el menos leal a los
intereses públicos, de los ministros de Hacienda de todos los años que
llevamos en democracia, tiene motivos para ponerse nervioso y balbucear alguna
que otra sibilina amenaza, quizá esta vez contra algún juez que no paga
"zuz impueztoz". Eso sí que sería perder los papeles, y de paso,
confirmar la ralea de quienes tantos sacrificios nos exigen.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario