Me gustaría poder decir otra cosa, pero la realidad es la
que es y lo único que tengo claro es que, si queremos salir de este vacío de
desconfianza y desconexión entre los ciudadanos y quienes nos gobiernan y
deberían representarnos hoy y nos habrán de gobernar y representar mañana, no
hay tiempo que perder.
Con un presidente de gobierno, Mariano Rajoy, que, en sólo
un año de mandato, ha dilapidado toda la credibilidad que depositaron en él los
ciudadanos que votaron al Partido Popular, una oposición más desdibujada que
nunca, con un líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, incapaz de sumar, aunque sea gota
a gota, la popularidad que pierde a borbotones Rajoy, con un descontento
social, plasmado en miles de manifestaciones y centenares de miles de jornadas
laborales perdidas en huelgas y conflictos, como hacía más de dos décadas que
no se veía en este país, alguien debería tomar la iniciativa y comenzar a dar
forma una oferta, quizá la única oferta, capaz de dar una salida a tantos, más
que descontentos, defraudados ciudadanos, huérfanos de opciones para cambiar el
estado de cosas a que nos han conducido todos los vicios de un sistema
manifestados a un tiempo para evidenciar que, si no la ha provocado, sí ha sido
incapaz de sacarnos de ella a la velocidad requerida y con los sacrificios
justos.
Ni Rajoy ni Rubalcaba tendrían hoy ningún futuro en las
urnas. Y no sólo eso, ambos están siendo muy contestados, no ya por los
aparatos de sus partidos, que para eso son aparatos y se organizan a imagen y
semejanza de sus líderes, sino por la militancia de base y, casi peor, por simpatizantes
y posibles votantes. Uno y otro vienen de lejos, de tiempos pasados, y con el
marchamo de haber sido buenos "segundos" en sus formaciones, al menos
aparentemente, pero ambos no han sido capaces de demostrar la capacidad de
gestión y, sobre toso, de iniciativa que requieren los difíciles tiempos que
nos ha tocado vivir.
A día de hoy, después de haberse ocupado del déficit como
único objetivo, salpicándolo, eso sí, de alguna que otra polémica más propagandística
y torpe que real y eficaz, Rajoy está desorientado y bloqueado, con demasiados
frentes abiertos "a lo loco" y demasiados sectores sublevados, desde
los maestros a los jueces, pasando por los combativos profesionales sanitarios.
Por si fuera poco, la banca, a la que parece haberse encomendado la llave de la
creación de riqueza y puestos de trabajo, está tan desprestigiada y
desorientada como el propio gobierno, en pleno proceso de redimensionamiento y
sin manos suficientes para tapar todas sus vergüenzas.
Pero no les va mucho mejor a Rubalcaba y el PSOE que, con
sus bases avergonzadas y soliviantadas ante todos estos meses de pasividad y
autismo, quiere lanzarse, en marcha corta y con el freno de mano dispuesto, por
la cuesta de las reformas que fue incapaz, no ya de llevar a cabo, sino de siquiera
proponer, cuando podía conformar una mayoría para hacerlo. Unas reformas que
van a sonar huecas si al frente del partido que pretende proponerlas están los
mismos que dejaron pasar dos legislaturas sin hacerlo.
Pero no todo es PSOE ni PP ¿Qué está pasando, qué va a pasar
en sus alrededores? Creo que ahí está la clave del futuro. En quien sea capaz
de tomar los cabos con los que urdir la trama que habrá de soportar de nuevo el
tan maltratado y lleno de costurones tejido social. En este país es necesaria
una nueva izquierda, con ojos para ver y oídos para escuchar lo que dice la
calle, una izquierda que no se acomode como se han acomodado algunos en su
parcela de poder, grande o pequeña, una izquierda que se parezca más a quienes
la necesitan y, si no ahora, más adelante la voten. La derecha, estoy seguro,
sabrá ponerse a salvo como ha hecho siempre, y este país no se merece otra
legislatura como la que estamos padeciendo.
Hay que elaborar una alternativa
ilusionante. Hay mucho que hacer y ya no hay tiempo que perder.
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luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
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