Salvando las distancias, porque los GAL tenían sus manos
criminales manchadas de sangre, lo que nos queda por ver en el caso de los
sobresueldos pagados durante años a altos cargos del PP tiene mucho que ver con
los seriales publicados por Pedro José Ramírez, entonces en Diario 16, gracias
a la profunda garganta de José Amedo, un dudoso policía, organizador de
atentados contra ETA en el sur de Francia, que al verse perdido decidió
"tirar de la manta" y arrastrar a la cúpula del ministerio del Interior
de Barrionuevo a la cárcel.
Da la impresión de que Luis Bárcenas, senador y ex tesorero
del PP no quiere "comerse" en solitario el marrón de las cuentas en
Suiza y ha decidido tirar de la manta que cubre a todos esos fariseos
"compañeros" de partido que ya ni siquiera dan la cara por él y están
por el "caiga quien caiga", un mal asunto, porque los contables, más
si cabe si están acostumbrados a llevar dos o más cajas- suelen ser muy cuidadosos
a la hora de establecer los asientos de sus libros y no me extrañaría que
hiciera colección de recibos o cualquier otro recuerdo de sus años de tesorero.
Como ocurre tantas veces, la información publicada porEL MUNDO, según la cual el dinero negro corría por algunos despachos de Génova,
porque el Partido Popular pagaba desde hace veinte años sobresueldos
procedentes de una caja B a parte de sus altos cargos ha generado un terremoto
en toda regla en la prensa y, no digamos, en la sociedad, a la que desde el PP
se le había hecho creer que la corrupción estaba en otro lado y que ellos
encarnaban la limpieza y la regeneración de la política en España.
Es eso lo que está ocurriendo y no me explico por qué,
porque había indicios suficientes, ostentación incluida, de que muchos de los
dirigentes del PP tenían un tren de vida muy superior al que se puede llevar
con los sueldos hechos públicos por el partido. Además, como era posible que
profesionales con una carrera brillante o funcionarios de alto nivel pasasen a
cobrar esos sueldos -ojo, sueldos muy por encima del salario mínimo
interprofesional, para entregarse al servicio del país.
Está claro que eso es lo que pasaba y que esos sobresueldos
también se pagaban de una manera, si no más decente, sí más habitual, por medio
de conferencias y publicaciones que como los "bolos" de los famosos
venían proporcionándoles la propia fundación FAES y otras afines. Todo ha sido
una gran mentira que los ciudadanos consciente o inconscientemente se han ido
tragando hasta que la miseria a que nos están conduciendo las decisiones del partido
al que dieron su mayoría por limpio y decente se ha extendido en demasía entre
esta sociedad hasta ahora tan pasiva. El tiempo del silencio terminó y llegan
ahora los días de la ira, en los que difícilmente se va a perdonar lo que antes
se perdonaba.
Decía antes que a nadie debería sorprenderle lo que ha
pasado. A los partidos, especialmente al PP, les pasa como a "la chica del
diecisiete" del cuplé, que nadie sabe "de dónde saca pa' tanto como
destaca". Hoy, gracias a la información de EL MUNDO, sabemos que esa caja
B se alimentaba de las comisiones y "ayudas" recibidas por el partido
de empresas beneficiadas por sus decisiones. En fin, mafia pura.
Tampoco debería extrañarle a nadie el procedimiento que, de
alguna manara, ya descubrió un juez de instrucción de Valencia, Luis Manglano,
que se topó, en unas escuchas ordenadas para un caso de tráfico de drogas, con conversaciones
del hermano de uno de los implicados, el concejal del ayuntamiento de Valencia,
Salvador Palop, en las que se hablaba del cobro de comisiones a cambio de
adjudicaciones de obras y contratas y recalificaciones de terrenos por parte de
ayuntamientos de la zona -aparecía en ellas un, por entonces, joven Eduardo
Zaplana que admitía con descaro que él estaba en política para cambiar de
coche- a constructoras a las que se identificaba a Dragados y Construcciones
como "los dragones" y a Construcciones y Contratas como "los
primos", en alusión a los entonces socios y primos Alberto Alcocer y
Alberto Cortina. Esto ocurría a finales de los ochenta, cuando Aznar estaba llegando a la presidencia del partido.
Aquella investigación se volvió, a base de abogados y
titulares de prensa, contra el juez Manglano y lo averiguado por él se enterró
con la excusa de que el juez debería haber remitido lo escuchado a sus
superiores para que otro juzgado, mediante sorteo, se ocupase del asunto. El
Luis Bárcenas de entonces el "recaudador" Rosendo Naseiro, amigo personal de Manuel
Fraga, que, una vez archivado el caso, se esfumó, tal y como hizo el por entonces tesorero del PP, Angel Sanchís, en sus grandes fincas agrícolas argentinas.
La historia se repite, aunque, esta vez, en lugar de haber
sido pillados por un extraño, ha sido uno de los protagonistas, en la cumbre de
la trama, el que, al parecer, ha decidido no hundirse en un barco vacío, sino
llevarse al fondo con a todos los tripulantes y pasajeros que pueda. Ayer,
cuando titulaba mi entrada "las trompetas del aPPocalipsis" no
sospechaba que la cosa fuese a ser tan rápida. Creo que hay serial para rato y
creo que, en cuanto a la puesta en escena, tendrá mucho de la del caso GAL,
aunque el Naseiro de hoy, Luis Bárcenas, tiene pinta de volverse más locuaz y
estar menos entregado a la causa del partido de lo que lo estuvo el gallego. También creo que desde el PP pondrán en marcha el famoso ventilador para que su basura salpique a cuantos más, mejor.
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con grandes
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