sábado, 8 de diciembre de 2012

VA POR LOS JUECES

 
 
Lo estuve comentando en la sobremesa de ayer con mi amigo Joaquín: me ha sorprendido, y además gratamente, descubrir que los jueces, al menos algunos jueces, son algo más que una parte de lo que yo creía un colectivo impersonal, privilegiado y altivo, alejado del resto de los mortales y. mucho más, de la realidad social en la que estamos sumergidos.
Estábamos demasiado acostumbrados a creer que su voz era sólo la de sus asociaciones o la voz de su órgano de gobierno, el CGPJ. Y, sin embargo, son hombres y mujeres como nosotros sensibles a lo que les está pasando a sus conciudadanos. El informe que, por ejemplo, elaboró un grupo de vocales del Consejo, coordinado por el magistrado Almenar, con propuestas para reformar la legislación a que regula el desahucio en España, debió resultar tan real y demoledor que el propio CGPJ no quiso asumirlo y por eso duerme ahora el sueño de los justos en el Consejo, sin haber sido ni siquiera debatido en el pleno.
Antes, habían sido los propios jueces encargados de ejecutar los desahucios los que, cansados de ser un instrumento de los bancos encargado del feo cometido de cobrar lo imposible de cobrar, más por la codicia de las entidades o sus empleados que por la presunta mala cabeza de sus empleados, se dieron a contar lo que demasiado a menudo se encontraban cuando ellos o sus funcionarios se veían obligados a arrojar a la calle -lanzamiento se llama la diligencia- a familias enteras con sus enseres de toda una vida.
Ya pintaba bien la cosa, cuando a consecuencia de toda una serie de irregularidades, dentro y fuera del Ayuntamiento de Madrid, ocurrió lo que sólo era cuestión de tiempo que ocurriera: la perfectamente evitable, si no inducida, tragedia del Madrid Arena. Esa misma madrugada supimos que, entre los miles de asistentes a la trágica fiesta, estaba una hija del juez decano de la Audiencia Provincial de Madrid y escuchamos en su voz cargada de autoridad avanzar acusaciones que muy probablemente hubiesen sido descalificadas de haber provenido de jóvenes aturdidos por todo lo que había pasado.
No sé si fue gracias a él, quiero pensar que no, pero el juez que fue encargado del caso mostró un celo y una eficacia deseable para cualquier proceso que llega a un juzgado, pero lo cierto es que, con su trabajo y el de la policía asignada al caso, este juez ha dejado en evidencia al Ayuntamiento de Madrid y la empresas implicadas en la fiesta, hasta el punto de que, ahora, al verse perdidos, uno y otras se están tirando los trastos a la cabeza.
Ya por último, acabamos de tener otro ejemplo de eficacia y firmeza en la investigación e instrucción del sumario abierto contra el ex presidente de la patronal CEOE, cansado de codearse por razones de su cargo o des sus afinidades con el poder, de uno y otro signo, incluido ele -dicen- no es de este mundo. El juez Eloy Velasco ha demostrado, enviando a la cárcel a Díaz Ferrán y sus "presuntos" compinches y fijando fianzas superiores a los fondos que podrían manejar.
Con jueces así, uno recupera, si no la confianza en la justicia como estamento, sí al menos la poca que le quedaba en los jueces que han de procurarnos justicia, entendida como ese valor imprescindible para la convivencia, más allá de los deseos y las maniobras de algunos ministros.
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

No hay comentarios: