Cuando a las nueve de la noche del lunes apareció el rey
sentado en el filo de la mesa de su despacho fue tanto el impacto que produjo
en mí esa falsa puesta de escena -de profesor "colega" que luego
suspende como el que más, según mi hija- que me costó dios y ayuda concentrarme
en un mensaje que tuve la sensación de haber escuchado ya otras veces.
La verdad es que, para lo que dijo en él, bien podía haberse
limitado a reunir en una comida a los líderes de los partidos y habérselo
contado en ella, porque no creo que ese mensaje ensayado, repetido y montado y
corregido una y mil veces lograra interesar a los parados, los enfermos, los
desahuciados, los jóvenes licenciados que no ven otra salida que la emigración,
los pensionistas, los funcionarios recortados y estafados por el gobierno, los estudiantes
y enseñantes en todos los niveles, los inmigrantes sin papeles y ahora sin
médico, los médicos y todo el personal sanitario, los comerciantes que han
tenido o tendrán que echar el cierre de sus comercios en cuanto acaben estas
fiestas sin paga que dejarán sus estanterías llenas y sus cajas vacías.
Tampoco habló de sus asuntos y tiene más de uno pendiente.
Se limitó, como los constructores de las catedrales y los masones a incluir en
la puesta en escena una serie de símbolos que, horas después, nos explicaron en
el telediario. Un ejemplar "de trabajo" de la constitución otro de
glosa de la misma por expertos constitucionalistas, la "foto de
familia" de las celebraciones del segundo centenario de "la
Pepa" en el oratorio de San Felipe Neri en Cádiz, la foto del heredero y
su familia, la de las dos infantas sin sus polémicos maridos, en vigencia o no.
En fin, no había fotos de sus cacerías en Botsuana, ni de la mansión del señor
Urdangarín, ni de ninguna de las amigas del monarca.
Creo que el rey podía haber aprovechado la ocasión para
acercarse más a la gente y sus problemas y que acercarse no es sólo ponerse a
este lado de la mesa en esa ridícula y forzada postura. Podía haberles dado
esperanzas a esos jóvenes, pero, claro, a él, aparte del de sus hijas y sus
yernos, sólo le preocupa e futuro de su hijo y éste, al menos de momento, tiene
el puesto de trabajo asegurado desde la cuna.
Creo que lo poco que insinuó en su mensaje sobre el proceso
en que está embarcada Cataluña fue demasiado si, como hizo, ignoró
absolutamente la corrupción en lo público, la mala gestión de la banca y las
cajas y las estafas y los abusos que se han producido en el seno de las mismas.
Tampoco señaló con su real dedo a quienes se llevan su dinero y a veces el
nuestro a Suiza -a lo mejor hubiese molestado a algún familiar o a algún amigo-
o a otros paraísos fiscales, problemas éstos que, si no les azuzan desde los
medios, preocupan más a los españoles de lo que les preocuparía una bastante
incierta secesión de Cataluña.
Por terminar, el rey se equivocó de año, porque no nos habló
de este infame 2012 a punto de concluir, o de país, porque la España de la que
habló se parece más a la españa de papel que desfiguran cada mañana en las redacciones
y las tertulias que a la españa real en la que están sufriendo como nunca la
mayoría de los españoles.
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luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
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