Cuando ayer leí en la edición digital de EL PAÍS que la
Comunidad de Madrid podría perdonar las faltas muy graves cometidas por los
responsables de Eurovegas, no podía creerlo. Y no sólo eso, desde entonces, no
hago más que preguntarme qué les está dando este rey del juego, el alcohol y
los burdeles a los responsables del gobierno madrileño, para hacerle tantas y
tan humillantes concesiones en nuestro nombre de la Puerta del Sol.
¿Qué les está dando? Es acaso ese comprador único y
misterioso que la semana pasada se hizo con el paquete de deuda, 4.500 millones
de euros, que subastó la Comunidad. Recuerdo que me sorprendió y me preocupó
seriamente enterarme de que el comprador había exigido el anonimato, porque,
según Ignacio González, prácticamente fue un regalo para Madrid y, por desgracia,
la experiencia me ha enseñado que nadie da nada a cambio de nada.
¿Quién es el comprador y qué quiere? No lo sé, pero me
interesa, nos interesa, saberlo porque quizá, y sólo es una sospecha, ayudaría
a explicar muchas de las cosas que están pasando. Por ejemplo todas estas
ventajas en forma de rebajas de impuestos, benevolencia a la hora de sancionar,
amnistía para sus empleados, estableciendo del régimen de esclavitud en el
nuevo territorio autónomo de Eurovegas.
O Adelson o cualquiera de los capos del negocio sanitario
que revolotean sobre los hospitales y los centros de salud que tanto han
costado a los madrileños y de los que tan orgullosos se sienten. Sólo favores
de ese tipo u otros menos confesables, con números de cuenta en paraísos
fiscales o regalos escandalosos, podrían explicar tanta prevaricación y tanto
gobernar de espaldas al electorado. Sólo eso, saber que tienen cubierta la
retirada fuera de la política, si viniesen mal dadas, permitiría decir, con el
desparpajo que lo dijo ayer el consejero Lasquetty, nada más recibir casi un
millón de firmas pidiendo su dimisión y el cese de sus planes de privatización,
que están respaldados por más del cincuenta por ciento de los votos.
Todo les da igual. Nada les importa que miles de ciudadanos
rodeen o abracen los hospitales, nada les importa que Madrid esté lleno de
pintadas oponiéndose a la instalación de Euro Vegas en Madrid. Nada les importa
que las calles de Madrid se llenasen ayer de sillas de ruedas, muletas, ni que
la gente que las necesita para seguir participando de este mundo que ellos
están convirtiendo en miserable se está quedando sin las ayudas que lo hacen
posible. Nada les importa que muchos niños madrileños pasen hambre o, cuando
menos, estén malnutridos. Nada les importa sean ya muchos los ancianos que
renuncian a su medicación porque no pueden pagarla. Nada de nada.
Ellos sólo piensan en los negocios de sus amiguetes. Ellos
sólo piensan en su ático de Marbella, en el golf del domingo o el spa de
Lisboa. Lo demás, los demás, les damos igual, salvo para sacarnos las perras y repartírselas
con los capio, los adelson o los ribera de turno.
Una cosa más ¿Os imagináis que pasaría con la investigación
y la exigencia de responsabilidades sobre lo que ocurrió en el Madrid Arena si
el pabellón formase parte de la ínsula sin ley que, no sé a cambio de qué, le
quieren regalar a ese señor de las tinieblas que atiende por Sheldon Adelson?
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