Ayer tarde, sumé mi voz a la de los trabajadores de EL PAÍS
concentrados en la puerta del Sol de Madrid en protesta por el ERE impuesto por
los propietarios del periódico, como única salida a la enorme crisis financiera
y tecnológica que amenaza su continuidad. Allí, bajo la lluvia contamos llenos
de tristeza y uno por uno los ciento cuarenta y nueve puestos de trabajo que se
pierden en el periódico al amparo de la editorialmente criticada Reforma
Laboral del PP y mientras Juan Luis Cebrián, fundador entonces y
"fundidor" ahora de lo que fue un sueño de nuestra democracia y zar
absoluto y absolutista de a trece millones de euros al año de lo que queda de
PRISA.
Curiosamente, los responsables de la crisis del periódico,
los que se jugaron el "patrimonio familiar" en el casino de la bolsa
y los que no han sabido ver a tiempo las orejas del lobo tecnológico quedan a
salvo del ERE, han sido confirmados en sus puestos y, claro, se ven en la
obligación de actuar como esquiroles, para romper la huelga seguida por la
práctica totalidad de la plantilla (95%) y sacar un miserable periódico a la
calle, una actitud, la del rompe huelgas, en la que alguno reincide, y que en toda
empresa pura y dura, como ha sido y es especialmente ahora la editora del
periódico, se convierte en un mérito ante los ojos de los "amos".
Lo de ayer fue muy triste. Lo fue por la lluvia incesante y
dura que caía sobre Madrid y lo fue porque había muchas ausencias y no sólo en
el acto. También las hubo en la firma del manifiesto suscrito unos días antes
por los columnistas más prestigiosos del diario en medio del escándalo censor
que pretendía llevarse por delante la dignidad que tuvo Santos Juliá apoyando
al "apestado" por decir la verdad, Enric González. Faltó, por
ejemplo, la firma de Juan José Millás, tan activo y con razón, contra las
arbitrariedades del Gobierno y tan silencios en cambio en este asunto. Un
ejemplo lamentable del farisaico "haced lo que digo, no lo que hago".
Y dicho esto -me lo pedía el cuerpo, porque no hay nada peor
que la decepción- he de añadir que lo más triste fue ver allí a compañeros que,
no hace tanto, se creían intocables, algunos, incluso, por encima de los demás.
Era lo que se cultivaba en Miguel Yuste y lo que, con excepciones, florecía.
Pero aquello es ya agua pasada. Ahora son víctimas como tantos y tantos
compañeros de tantos y tantos medios. Lo que convendría recordar y corregir,
para no caer de nuevo en el error, es el papel que los medios de comunicación
han cumplido en el análisis erróneo y dirigido, cuando no falseado de la
crisis, produciendo indefensión en la ciudadanía que hoy está padeciendo la
crisis, también ellos, como estamos viendo.
Lo decía hace unos minutos el catedrático, a uno y otro lado
del Atlántico, Vincenç Navarro en la Cadena SER, no sin dejar de señalar la
cantidad de bancos que "patrocinaban" el programa. Nos han ocultado
la verdad, dándonos como salida unívoca la del control del déficit y ocultándonos
otras salidas alternativas, probablemente más eficaces. O lo que es lo mismo:
nos han engañado.
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luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
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