Quien cría un perro de presa nunca puede estar seguro de
que, al final, por hambre, por miedo o sólo por instinto, ese perro que
pretendía lanzar contra sus enemigos no acabe revolviéndose contra él. Es
exactamente eso lo que le está ocurriendo al PP y, por qué ocultarlo, a quienes
han estado alguna vez en el poder.
Cuando uno se presta al juego de valerse de las ratas para
que le traigan información que le conviene para defenderse o atacar a sus
enemigos nunca podrá estar seguro de que la rata vuelva a ese enemigo con
informaciones parecidas, para fines similares y simétricos, tampoco de que en
el nido de la rata se acumule, perfectamente clasificada, toda la basura
recopilara en sus excursiones.
Ayer supimos, aunque decir confirmamos sería más preciso,
que el siniestro comisario Villarejo se reunió también con la cúpula del PP,
concretamente con la secretaria general del partido de la calle Génova, en
ocasiones personalmente, en otras, utilizando al marido de María Dolores de
Cospedal, Ignacio López del Hierro, para. utilizando la información
privilegiada a la que tenía acceso desde su puesto en la Policía, orientar a la
dirigente del PP en la estrategia a seguir en os casos de corrupción que
cercaban al partido, específicamente la trama Gürtel o el caso Brugal que
implicaba al presidente de la diputación de Alicante y al exministro Eduardo Zaplana.
En ese contexto, la rata comisario, informo a López del
Hierro de cómo consiguió retrasar la entrega al juez de un informe
policial durante casi un mes, lo que resultaba oro molido dentro de la
estrategia de la defensa del PP, que buscaba desesperadamente la prescripción
de os delitos por los que estaban siendo investigados el partido y sus
dirigentes, algo mucho más comprometedor que los comentarios inoportunos de la
ministra de Justicia en aquella bochornosa sobremesa grabada por la rata
Villarejo hace nueve años, cuando las posibilidades de que Dolores Delgado
llegase a ser ministra eran poco menos que remotas.
La técnica del comisario hoy encarcelado era parecida a la
de los pesqueros que lanzan sus redes con pesadas planchas que las hunden hasta
el fondo marino arrastrándolas por él, como si materialmente lo arasen,
levantando y conduciendo hacia la red todo lo que él había, peces, corales o
mariscos, para, una vez a bordo, clasificar lo pescado, quedarse con lo más
valioso y devolver al mar lo inútil.
Eso ha hecho Villarejo durante años, pasear al arrastre sus
micrófonos y sus artilugios grabadores por todos los mares políticos que le
interesaron, para "congelar" en sus archivos todo lo que le pudiera
servir para chantajear a sus víctimas o, parece mentira que lo pensase, para
defenderse de lo que se le podría venir encima en caso de caer en desgracia o
ser descubierto.
Un proceder, el de este policía corrupto y miserable, que no
nos cuesta imaginar después de haberlo visto en la ficción, pero que, aun así,
asquea, al menos a mí me asquea, hasta la náusea. Imagináos la sordidez de la
escena revelada hoy, con María Dolores de Cospedal, esperando a Villarejo, llegado
directamente al garaje de la sede del PP en un cocha discreto, si n pasar por
ningún tipo de control, para no dejar constancia de su visita, y llevado al
despacho de la entonces secretaria general del PP, en la planta noble del edificio,
aislada del resto y en obras, en una zona solitaria en la que sólo Rajoy y ella
tenían despacho, una garantía de la clandestinidad del encuentro, Rajoy no
estaba, para hablar de lo que sin duda hablaron.
El encuentro con Dolores Delgado y el juez Garzón tiene la
excusa de que, por aquel entonces, no se conocían las actividades del policía,
de hecho lo publicado de lo dicho allí es poco comprometedor para las
"víctimas" de la grabación, pero los encuentros y las conversaciones
que tuvo con Cospedal y su marido no tiene excusa, porque eran perfectamente
conscientes, por lo que les estaba contando, de la catadura moral y la traición
a sus funciones que estaba llevando a cabo el comisario.
Lo que no llego a entender de la estrategia de Villarejo
publicando estos audios es qué pretende, porque de la conversación con López
del Hierro hasta yo deduzco delitos y graves. Para qué lo hace entonces, s el
PP no está en el gobierno y no creo que vaya a estarlo a corto plazo. No sé,
quizá sea sólo venganza, contra todos y contra el sistema del que, en vez de
servirle, se sirvió.
Lo intentó primero con la ministra de Justicia y no coló,
ahora con Cospedal, quizá porque fue el apoyo imprescindible para que Casado
llegase a la presidencia del PP, ese Pablo Casado, tan boquirroto habitualmente, que ayer, de repente, se
quedó mudo.
1 comentario:
Un artículo muy bueno ...
Saludos
Mark de Zabaleta
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