Me lo tendréis que perdonar, pero anoche no tuve fuerzas ni
valor suficientes para enfrentarme a esa primera entrevista de Rajoy en
televisión en nueve meses de mandato. Hoy al despertarme he sabido por la radio
que el parto fue tedioso y sobre todo previsible, muy previsible, porque el que
quisiese irse a la cama con alguna certeza sobre el futuro económico, os
aseguro que, por lo escuchado, se fue a dormir con dos palmos de narices y la
sensación de haber perdido el tiempo.
Las expectativas sobre la entrevista se desvanecieron como
humo. Como ese humo que Esperanza Aguirre quiere devolver a nuestras vidas
cambiando a su gusto las leyes para que, en esa república bananera, aún por
localizar en el mapa, que le ha regalado a personaje tan sospechoso como
Sheldon Adelson a cambio de no sé qué regalías para ella, su partido o su
familia. Digo esto último, porque acabo de escuchar a un alto cargo del
gobierno decir que la briosa presidenta ha negociado por su cuenta las
condiciones para ganar el favor del rey del juego y la prostitución.
Parece mentira que quien trata de convencernos de que, si
hace los salvajes recortes que hace, es por nuestro bien y para salvar, por
ejemplo, la sanidad pública, no se haya parado a pensar en que el tabaquismo es
una de las mayores causas de gasto en el sistema, porque es causa de graves y,
todo hay que decirlo, caras dolencias crónicas en cuyo tratamiento se van
muchos recursos,
Alguien debería decirle a la presidenta que todos aquellos
que fuman menos, han dejado de fumar o no van a comenzar a hacerlo gracias a la
Ley Anti Tabaco dejarán de originar tan terrible gasto en el futuro. Alguien
debería recordarle que ningún trabajador debe estar sometido al riesgo evidente
de hacer su jornada laboral entre el humo de puros y cigarrillos y, lo peor de
todo, que, por si ella no lo recuerda o no le importa, en este país hay
tribunales que no consentirían desigualdades entre sus ciudadanos y que,
autorizar el consumo de tabaco en Eurovegas, implicaría autorizarlo en todas
partes.
Yo que he fumado como pocos y que no soy intolerante con
quien lo hace creo que no se nos puede olvidar el avance que ha supuesto la ley
y el enorme retroceso que supondría comenzar a hacerle boquetes con las
excepciones que sea. Precisamente estos días hace 27 años que deje de fumar,
algo que hice inconscientemente a lo largo de quince años de mi vida, al
principio por esnobismo, luego con un cierto placer y, al final, cuando decidí
dejarlo, porque no era capaz de controlarme y fumaba más de tres cajetillas al
día. Os aseguro que no me costó tanto y que aquella de dejarlo fue una de las
decisiones más sabias de mi vida.
Por eso, porque sé lo que es despertarse en un mar de toses,
no poder subir una escalera sin echar el bofe o arrastrar allá por donde voy
ese apestoso olor, creo que no se debe dar ese paso atrás. Y sé que lo que
propone Aguirre es, en el mejor de los casos, porque estoy seguro que detrás
hay algo más, se debe a la inconsciencia de una señora que nos tiene
acostumbrados a la justicia cuartelera y que hace tiempo que no escucha a nadie
de su entorno, porque ya nadie se atreve a sugerirle lo que está bien y lo que
está mal.
Pero lo peor de todo es que el señor Adelson, acostumbrado
como está a tratar con mafiosos y gobiernos "de aquella manera" no va
a soportar que un país como éste, con una justicia que, mal que bien, funciona,
No va a soportarlo y nos va a dejar colgados de la brocha, porque, en honor a
la verdad, creo que el proyecto se desvanecerá como el humo, cuando algún
tribunal eche por tierra sus condiciones.
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1 comentario:
Lo terrible sería que no fuera así, Javier. Qué algún tribunal no echara por tierra esas condiciones, viera una excepción a la norma y fuese el comienzo de un nuevo y apasionante neo oscurantismo para Aguirres y demás. Junto con políticos de profesionalidad no exclusiva, enseñanza pública precaria, subida de impuestos a entradas de cines y todo aquello que pueda implicar cultura...
No están batallando contra unas condiciones económicas adversas, están instaurando las bases de un régimen ante una oposición blanda o inexistente, y con la aquiescencia que otorga una mayoría absoluta conseguida mediante la estafa, al no cumplir ni uno solo de los puntos de su programa electoral.
Un saludo.
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