Mal asunto ese de noo contar con la realidad. A mi me ocurre de tanto en tanto y, os lo aseguro, de esa actitud apenas saco más que frustración y dolor. A otros parece no importarles mucho. Le pasa, por ejemplo a Rajoy que tan poca importancia le da a vivir en una cintinua ficción que acaba por considerarlo tan normal que no le importa reconocerlo, sin pensar que su frasecita de ayer en ABC le ha puesto la soga al cuello.
Mal asunto creer que los paseos por la playa al atardecer, las cenas en la terraza, el desyuno frente al mar iban a durar. Hoy, en el metro, el autobús o al volante de tu coche, en el atascoo, quedan muy lejos. Mal asunto creer que nunca más ibas aver a ese compañero de trabajo empeñado en conservar su puesto a costa de "vender" a los demás ante tus jefes. Mal asunto pensar que con poco más de diez euros podrías pagar el cafe, el restaurante de menú yquién sabe si una caña. Olvídate.
De lo que no debes olvidarte es de preparar unos cuantos, bastantes, euros más para pagar los libros, los lápices y cuadernos, la mochila y la ropa para que los niños vayan al colegio. Y no digamos, si los nilos ya son grandes, han terminbado en el instituto y lo que tienes que pagar es, en el mejor de los casos, la matrícula en la Universidad.
Mal asunto también el de tener que volver a la amarga rutina de la oficina del paro. Ahora se va a complicar más, porque este gobierno se ha vuesto desconfiado y, para todo, ha multiplicado los trámites, penosos y humillantes casi siempre.
Mal asunto ponerse enfermo si uno vino a este país a trabajar, trabajó, cotizó, pagó sus impuestos y, al final, perdió el trabajo. La va a ser muy complicado conseguir que el médico le vea. Y eso, a pesar de que la mayoría de los médicos saben que están obligados por un juramento sagrado a atenderles. Pero hay personajes, como Esperanza Aguirre, que hacen o apoyan leyes injustas y luego se agarran a eso de !queremos atenderles pero la ley dice que no podemos hacerlo".
Mal asunto el de ser funcionario. Desmotivados, maltratados demasiado a menudo por la opinión pública, desprovechados en sus capacidades y castigados economicamente por un gobierno que, entre recortes y pagas -la paga no es un regalo sino una fracción del salario- le ha quitado, sobre el papel, más del veinte por ciento de sus ingresos y, ahora, con la subida del IVA otro diez por ciento de su poder adquisitivo. Mal asunto, pero, pese a todo sé que la mayoría de ellos cumpliran con su trabajo y nos atenderán con la amabilidad o la corrección de siempre.
Mal asunto ser profesor o trabajador de la sanidad y volver a un trabajp que va a ser más penoso de lo que era antes de las vacaciones. He escuchado en la radio que hay profesores que se incorporan hoy a sin saber aún cuál va a ser su destino. O que no tienen mesas, material o, a veces, incluso, aulaspara sus alumnos. Algo que no sólo denota ineptitud, sino crueldad, que, al paso que vamos, va a ser la imagen de marca de este gobierno, dure lo que dure.
Tan mal o peor lo tendran quienes trabajesn en Sanidad, porque cómo se le dice a un enfermo, por muy pocos papeles que tenga que no es posible atenderle, que
Mal asunto ese de no contar con la realidad. A mí me ocurre
de tanto en tanto y, os lo aseguro, de esa actitud apenas saco más que
frustración y dolor. A otros parece no importarles mucho. Le pasa, por ejemplo
a Rajoy que tan poca importancia le da a vivir en una continua ficción que
acaba por considerarlo tan normal que no le importa reconocerlo, sin pensar que
su frasecita de ayer en ABC le ha puesto la soga al cuello.
Mal asunto creer que los paseos por la playa al atardecer,
las cenas en la terraza, el desayuno frente al mar iban a durar. Hoy, en el
metro, el autobús o al volante de tu coche, en el atasco, quedan muy lejos. Mal
asunto creer que nunca más ibas a ver a ese compañero de trabajo empeñado en
conservar su puesto a costa de "vender" a los demás ante tus jefes.
Mal asunto pensar que con poco más de diez euros podrías pagar el café, el
restaurante de menú y quién sabe si una caña. Olvídate.
De lo que no debes olvidarte es de preparar unos cuantos,
bastantes, euros más para pagar los libros, los lápices y cuadernos, la mochila
y la ropa para que los niños vayan al colegio. Y no digamos, si los niños ya
son grandes, han terminado en el instituto y lo que tienes que pagar es, en el
mejor de los casos, la matrícula en la Universidad.
Mal asunto también el de tener que volver a la amarga rutina
de la oficina del paro. Ahora se va a complicar más, porque este gobierno se ha
vuelto desconfiado y, para todo, ha multiplicado los trámites, penosos y
humillantes casi siempre.
Mal asunto ponerse enfermo si uno vino a este país a
trabajar, trabajó, cotizó, pagó sus impuestos y, al final, perdió el trabajo.
La va a ser muy complicado conseguir que el médico le vea. Y eso, a pesar de
que la mayoría de los médicos saben que están obligados por un juramento
sagrado a atenderles. Pero hay personajes, como Esperanza Aguirre, que hacen o
apoyan leyes injustas y luego se agarran a eso de "queremos atenderles
pero la ley dice que no podemos hacerlo".
Mal asunto el de ser funcionario. Desmotivados, maltratados
demasiado a menudo por la opinión pública, desaprovechados en sus capacidades y
castigados económicamente por un gobierno que, entre recortes y pagas -la paga
no es un regalo sino una fracción del salario- le ha quitado, sobre el papel,
más del veinte por ciento de sus ingresos y, ahora, con la subida del IVA otro
diez por ciento de su poder adquisitivo. Mal asunto, pero, pese a todo sé que
la mayoría de ellos cumplirán con su trabajo y nos atenderán con la amabilidad
o la corrección de siempre.
Mal asunto ser profesor o trabajador de la sanidad y volver
a un trabajo que va a ser más penoso de lo que era antes de las vacaciones. He
escuchado en la radio que hay profesores que se incorporan hoy a sin saber aún
cuál va a ser su destino. O que no tienen mesas, material o, a veces, incluso, aulas
para sus alumnos. Algo que no sólo denota ineptitud, sino crueldad, que, al
paso que vamos, va a ser la imagen de marca de este gobierno, dure lo que dure.
Tan mal o peor lo tendrán quienes trabajan en Sanidad,
porque cómo se le dice a un enfermo, por muy pocos papeles que tenga que no es
posible atenderle, que eso que le aqueja y que podría tratarse con medicación,
tendrá que resolverlo en las urgencias de un hospital, donde tendrá que
soportar horas de espera en medio de la hostilidad de quienes se creen con más
necesidad y más derechos para ser atendidos. Esto último denota, no solo la
ineptitud y crueldad de que hablábamos por parte del Gobierno. Es, además, de
una falta de humanidad y de sentido de la justicia que algún día habrán de
pagar sus ministros.
No sé qué consecuencias tendrá todo lo que ha arrancado,
pero las tendrá. Así lo presiento y deseo con toda mi alma que podamos
soportarles. De todos modos, bienvenidos a la realidad.
eso que le aqujea y que podría tratarse con medicación, tendrá que resolverlo en las urgencias de un hospital, donde tendrá que soportar horas de espera en medio de la hostilidad de quienes se creen con más necesidad y más derechos para ser atendidos. Esto último denota, no solo la ineptitud y crueldad de que hablábamos por parte del Gobierno. Es, además, de una falta de humanidad y de sentido de la justicia que algún día habrán de pagar sus ministros.
No sé que consecuencias tendrá todo lo que ha arrancado, pero las tendrá. Así lo presiento y deseo con toda mi alma que podamos soportarles. De tosos modos, bienvenidos a la realidad.
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