Dicen que lo peor de los cuernos o es llevarlos, sino
vérselos. Y algo así ha pasado con la sociedad española y los partidos
políticos que deberían representarla, porque, aunque hace ya tiempo que los
españoles veníamos notando las infidelidades de nuestros políticos, sus
coqueteos con la banca y con el poder económico, en el caso del partido
socialista, su empeño en acicalarse en exceso, aparentando lo que no es ni debe
ser, y su insistencia en huir, a la menor ocasión, del hogar común que
compartía con la clase trabajadora, abandonando las obligaciones a ella
debidas.
Como digo, que llevábamos esos cuernos veníamos
sospechándolo desde hace unos cuantos años y, de alguna manera, nos habíamos
resignado a llevar esa carga. Sin embargo, para lo que no estábamos ni estamos
preparados es para que quien se comprometió a defender nuestros intereses, a
cambio de nuestro propio compromiso, se haya retirado de la escena cuando las
cosas han venido mal dadas, dejándonos abandonados a nuestra suerte.
Y no nos valen, a mí al menos no me vale, ese discurso de
que, en momentos como éste, es mejor no extremar las posiciones hacía la
izquierda. No sé da cuenta este partido que apenas hace un año gobernaba este
país, de que ahora mismo ni siquiera conserva el suelo electoral que siempre
tuvo, ni se da cuenta de que, si sigue así, no lo recuperará nunca.
A veces, el verdadero valor está en asumir los errores del
pasado, huir de la mala conciencia que acarrean los reprobables devaneos del
pasado y, lleno de humildad y verdaderos propósitos de enmendar lo errado,
llamar de nuevo a la puerta del hogar común, para levantarlo de nuevo sobre las
bases sólidas que nunca debió haber abandonado.
Demasiado a menudo tenemos que escuchar que ha fallado el
sistema, incluso yo mismo he escrito algo parecido. Pero no nos engañemos, lo
que ha fallado no es el sistema, sino la actitud de aquellos a quienes se
encomienda la gestión del sistema. Ha faltado la honradez de nuestros
representantes, una honradez que no sólo consiste en no meter la mano en la
caja, sino que va mucho más allá y que se basa en la fidelidad a unos
principios, cada vez más manoseados por quienes han hecho de la política no un
servicio al bien común, sino un cómodo y prestigioso medio de vida.
La única manera en que los representantes de la izquierda,
con o sin escaño, conseguirán nuestro perdón, el de los ofendidos, es esa´, la
vuelta al hogar común de quienes no podemos o no queremos prescindir del Estado
de Bienestar, de la educación y la cultura para todos. Sólo así dejaremos de
vernos esos horribles cuernos que llevamos en la frente y, poco a poco,
recuperar, ellos y nosotros, el lugar que merecemos bajo el sol. Si no, estaremos
en manos de las Rosas Díez y los Sánchez Gordillo de turno. Y, os lo aseguro,
de ahí al caudillismo que acaba por traer el fascismo hay muy poco trecho.
Estamos deprimidos,
muy deprimidos, no hay más que mirar cualquier sondeo sobre el estado de ánimo
de los españoles. Con un poco de esfuerzo, o con mucho, para qué engañarnos,
podremos salir de esa depresión. De la otra, de la que se nos vendría encima si
nos dejamos llevar por el derrotismo y nos entregamos al populismo bajo tosas sus
formas, tenedlo en cuenta, Tardaremos décadas en salir.
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luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
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