Con el segundo café de la mañana me siento ante el teclado,
con la radio conectada, como siempre, y me entero de que los diputados de Vox
han escogido para sentarse en su primer pleno del Congreso, hoy que la
ubicación es libre, hacerlo justo detrás de los escaños destinados al gobierno
y no me resisto a pensar que lo han hecho para arrancar la foto, probablemente
la de portada en la prensa de mañana, posando, ellos que son cazadores, junto
al trofeo que creen haber conquistado. Lo pienso y pienso al mismo tiempo que
el gesto no deja de ser una simpleza, una chiquillada para contar a los nietos
cuando los tengan o en cualquier momento delante de unas cañas de cerveza.
Sé de sobra que no es sólo eso, sé que es un mensaje para
los suyos, un "ya estamos más cerca", una especie de provocación, de
reto, parecido al que los turistas gamberros se hacen junto a los centinelas,
hieráticos por obligación, tratando de quebrar su serenidad forzada, para, a
continuación, "colgar" su trofeo en cualquiera de las redes. No deja de ser una simpleza que, con un simple gesto, el saludo del presidente y algunos de sus ministros a los diputados, quedó desactivada
Han sido de los primeros en entrar esta mañana al salón de
plenos, hoy que como en los viejos cines de barrio, la sesión no es numerada,
por eso, el primero que llega se sienta y se sienta allá donde le place y
puede. Dicen que su intención era la de colocarse tras el gobierno, pero a la
derecha, como queriendo dejar claro lo que quieren ser: la vanguardia de la
derecha, pero se han encontrado que los diputados y diputadas del PP habían
dejado bolsos y pañuelos en los escaños, como se dejan cestas y carritos en la
cola del súper, marcando el territorio mientras los propietarios del mojón se
ocupan de otras cosas.
La composición de la cámara va a ser esta legislatura cuando
menos pintoresca. Habrá y se ha dicho hasta la saciedad, algún torero, dos o
tres generales, familiares de víctimas, una de ellas, María del Mar Blanco,
repescada, al menos una marquesa y un diputado que quiso ser duque, privando a
su sobrina de sus derechos constitucionales. Habrá representantes de las
minorías y "famosos" de todo tipo, aunque a otros famosos que
adornaban las listas, los electores se encargaron de echarlos atrás en la criba
de las listas.
Y, por haber, habrá presos, políticos presos, colocados en
las listas de los partidos independentistas catalanes con el doble cometido de
subrayar su estado si no injusto, cuando menos riguroso y, para las
instituciones, más que incómodo, al tiempo que servían de reclamo y de bandera
que acabaría por tapar cualquier consideración programática. Su presencia, en
principio fugaz, va a propiciar otra de las fotos del día, cuando han llegado a
los asientos que sus compañeros les habían reservado.
Pero hoy, en una jornada tan particular, ha habido otras
fotos, otros mensajes. Sin ir más lejos el de la mesa de edad que, en la
primera legislatura, llevó a Pasionaria a presidir el Congreso, justo por
encima de la tribuna desde a que lanzó los discursos que la hicieron un sitio
en la Historia, una guerra y una dictadura mediantes, y que hoy ha ocupado un
médico jubilado de barba valleinclanesca, blanca e impoluta, elegido en las
listas del PSOE. También, la imagen de la joven diputada de Esquerra, que, una
estelada en su camiseta mientras llamaba a acatar la Constitución a cada uno de
los flamantes diputados.
Todas y cada una de esas imágenes que nos está dando el pleno
de hoy, incluidas las de Santiago Abascal, primero en jurar, o las de los
diputados socialistas luciendo camisetas y pines con Gaysper, el fantasma arco
iris que perseguía Vox en sus carteles, en el fondo, constituyen mensajes,
mensajes simples, para gente simple. Sin embargo lo que en realidad importa e importará es lo que
queda por venir, las leyes y decisiones que aprueben estas cortes que acaban de
constituirse.
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