La de "Más vale honra sin barcos que barcos sin
honra" es una frase de esas que se escriben en letras de bronce y que,
cuando yo era un niño de esos que estudiaban en aquellas enciclopedias, no sé
si de Edelvives o de Bruño, se nos ponían como ejemplo de coraje y de
patriotismo, sin explicarnos nada más y revolviendo en nuestra memoria aún
virgen la frase de Méndez Núñez, almirante activo en el desastre colonial del
98, con la quema de naves de la "noche triste" de Hernán Cortés, en
la que dio fuego a sus naves para que volver derrotado a España no fuese una
opción, forzando a sus hombres a emprender la salvaje conquista de México.
Lo que no se nos explicaba es lo que hubiesen preferido los
hombres de Cortes o los embarcados en las naves de Méndez Núñez, que se
quedaron para siempre en el mar o en aquellas tierras de México por conquistar.
Seguro que la mayoría hubiese preferido volver a casa sin honra a perder la
vida por una causa que no siempre era la suya.
A qué viene esto os preguntaréis, en un día como el de hoy,
en el que la olla de las alcaldías hierve en el fuego de los pactos, como
hierve también la de algún que otro gobierno autonómico. Pues viene
precisamente a eso, a pensar más en las penurias de los marineros de Méndez Núñez
o los hombres de Cortés que en la gloria de uno y otro que, al contrario que
muchos de sus hombres, murieron en su tierra y cerca de sus familias. Viene
también a que es mejor ser práctico, renunciando a una parte de eso que llaman
honra o, si me apuráis, dignidad, para pensar en el bienestar de la gente,
porque hay que pensar en esas familias que desde hace ya una década o quién
sabe si más vienen padeciendo los embates de la crisis, vienen sufriendo
el paro o el trabajo basura, el precio inasumible del alquiler de la vivienda,
la sanidad recortada, la enseñanza "regalada" a la empresa privada,
los transportes que se deterioran día a día, la suciedad en las calles y todo
lo demás.
No me cabe duda de que es preferible llegar a acuerdos,
aunque sea con Ciudadanos, a devolvérselo a ese PP que está en el origen de
todo lo anterior. Es preferible intentar restituir poco a poco todo lo que se
ha arrebatado a los ciudadanos o, en todo caso, impedir que el PP prosiga con
su estrategia de privatizar con engañifas lo que es nuestro porque se ha
conseguido con nuestro esfuerzo y nuestros impuestos.
Estoy con Errejón en que es mejor dejar gobernar, aunque sea
a Ciudadanos, a arrojarles en brazos del PP y, sobre todo, de Vox. No quiero
imaginar qué sería de esta ciudad si un personaje como Javier Ortega Smith,
concejal electo por Vox, al frente de la concejalía de Seguridad del
Ayuntamiento de Madrid. Y quien dice Ortega Smith en Seguridad, dice al
matrimonio Iván Espinosa de los Moneros - Rocío Monasterio cerca de la caja de
todos o en al frente de la consejería o la concejalía de Vivienda.
El mal menor es en este caso preferible a la honra y a la
dignidad del que se cierra en banda a dar con una salida que impida la entrada
de la ultraderecha en el gobierno o el ayuntamiento de Madrid.
No hay que olvidar que los votantes han dejado en la mitad
el peso del PP en Madrid y que no hay que resignarse a que se queden con lo que
los ciudadanos le han negado con sus votos. No hay que dejar de explorar otros
caminos, para que Madrid, en lugar de ser la ciudad de los pelotazos y un
destino turístico sin vecinos, lleno de "terracitas" y maletas con
ruedas de aquí para allá, un parque temático del alcohol y de la juerga, vuelva
a ser la ciudad de todos y para todos, orgullosa de sí misma que un día fue.
Lo de los barcos y la honra queda bien para una lápida o un
libro de Historia, pero hay que vivir todos los días y no puede ser que
nuestros hijos, en los que hemos invertido nuestras vidas, tengan que salir de
aquí, no para ser felices, sino, simplemente, para poder vivir. Y, sobre todo, que la foto de Colón se quede sólo en un mal recuerdo.
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