jueves, 24 de enero de 2019
COMO NIÑOS
Ayer se rompió, parece que definitivamente, la baraja con la que Carmena jugaba una dura partida con lo que queda de Podemos, cuando la alcaldesa reconoció en una emisora de radio que no contaba para un hipotético gobierno municipal con el ex JEMA, Julio Rodríhuez, al que Pablo Iglesias parece empeñado en "colocar" de número dos de la lista de Carmena, después de haber intentado llevarle a puestos relevantes, colocándole a la cabeza de diversas candidaturas, todas fracasadas.
La respuesta de Carmena, tranquila y natural -¿para cuando naturalidad y tranquilidad en alguna toma de postura del más que afectado y teatral Pablo Iglesias?- debió olerle a cuerno quemado al cada vez más solo líder del partido que pudo gobernar desde su baja por la paternidad de sus mellizos. Como viene ocurriendo en los últimos días, en un primer momento no supo qué hacer ni qué decir, hasta que, pasadas unas horas, anunciaron que no se presentarían a las próximas elecciones municipales en Madrid, tanto en la capital como en la comunidad, ni solos ni con el tandem Carmena Errejón.
La reacción es inexplicable y, si me lo permitís, un insulto a quienes les hemos venido votado o, ojalá fuese así, una invitación a que votemos a las listas de Carena y Errejón. Es inexplicable, salvo que, como acaba de señalar Carolina Bescansa, fundadora como Iglesias y Errejón de Podemos, el ataque de cuernos obedezca como parece a razones sentimentales.
Sin embargo, me permito sugerir otra explicación que no es otra que ésta: Iglesias, para quien seguir como líder indiscutido se ha convertido en algo ya enfermizo y, para él, ceder ante la pareja Carmena Errejón sería una humillación que, si duda, restaría brillo a su figura, sobre todo cuando ha hecho de su intento de decidir dentro y fuera del partido le lleva últimamente a reveses innecesarios que el partido no se merece. Mucho menos que de ceder, de lo que huye Iglesias es de medirse con su viejo amigo.
Iglesias vería cuestionado su liderazgo en podemos si una lista encabezada por Errejón superae al primer intento a otra apadrinada por él y, hoy por hoy, son muchas las posibilidades de que eso acabe ocurriendo, sobre todo porque, más allá de lo que han venido contando los medios con impresiones sacadas del entorno de Podemos, es evidente que en la calle la figura de Errejón crece a cada minuto y la aparición de su opción acabará devolviendo la ilusión por votar a muchos que la habían perdido.
De cualquier modo, la soberbia de Iglesias se está volviendo contra él. Su actitud frente a quien ose llevarle la contraria, sus "purguitas" quitando y dando cargos, subiendo y bajando de las gradas del Congreso a los disidentes, su empeño en cambiar a los brillantes y abiertos por autómatas fieles, le están dejando cada vez más sólo y más irrelevante y será cuestión de tiempo que se vaya o que le echen, si es que Podemos le sobrevive.
Iglesias y los suyos no han sabido encajar la jugada de Errejón y Carmena que, abriendo su "Más Madrid" a figuras no salidas del granero de Podemos, gente que no necesariamente debería salir de los pasillos de la Fcaultad de Políticas de la Complutense. No lo han sabido encajar, no han llegado a entender que sus brillantes resultados de los primeros tiempos fueron un regalo que tenían que haber mimado y que no han sabido cuidar, porque, desde hace tiempo, van de mal en peor, dando la imagen de ser una especie de Saturno devorando a sus hijos. Se han comportado como niños que prefieren ver su juguete roto a dejar que los demás jueguen con él.
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