Me enseñaron en la facultad, pero es algo que dicta el
sentido común, que la información es tanto más valiosa cuanta más incertidumbre
despeja. Con esa premisa me he movido a lo largo de mis treinta y un años de
profesión -curioso dato el de que Rajoy y yo comenzásemos nuestras
"carreras" profesionales a un tiempo- y, partiendo de esa premisa, he
aprendido que nada hay más frustrante que volver de una rueda de prensa con las
manos vacías o que la mejor manera de desinformar es hacerlo con el exceso de
información.
Cuando ayer, en torno al mediodía, preparando la mesa y la
comida y compartiendo una cerveza, alguien puso la tele -yo no lo hubiese
hecho- y pude ver en directo al presidente del gobierno de España
"haciendo parapente" sobre las poco o nada mordaces preguntas de la
prensa presente en esa sala en que tantas veces he estado, no pude si no sentir
pena por mí y por todos mis compatriotas, porque la imagen dada por Mariano
Rajoy fue la más alejada posible de lo que el país, el euro y la Unión Europea
necesitan.
Estoy seguro que ese sentarse a la puerta de casa a ver
pasar el cadáver del enemigo que tan buen resultado le ha dado a Rajoy, hasta
ahora y en su partido, no es la mejor receta para estar en la piscina rodeados
de tiburones hambrientos como estamos desde hace demasiados mese ya.
Está claro, y lo pudimos comprobar ayer mismo con la
negativa de Draghi a ayudar ahora y sin condiciones a España e Italia, que las
certezas, incluso las negativas, despejan incertidumbre y, al hacerlo, acotan
el terreno en que se mueven los especuladores y tanto es así que ese jarro de
agua fría en nuestras esperanzas o lo que dicen que deben ser nuestras
esperanzas no hizo si no tranquilizar a los mercados y permitir que la bolsa
subiese y la prima bajase. Pero lo de ayer fue bien distinto.
O mucho me equivoco o las dudas, los balbuceos y las
enigmáticas respuestas de Rajoy a las nada inquietantes preguntas de los
periodistas presentes han ampliado el campo de las incertidumbres y, por tanto,
el terreno en el que los especuladores se sienten a sus anchas y capturan a sus
víctimas, en este caso nosotros.
Creo que ver esa rueda de prensa fue un error, creo que era
más infeliz cuando vivia indocumentado o cuando al menos no sabía que el presidente
lo está -indocumentado- tanto como yo.
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