¿Quién se acordaba ya de Wikileaks? ¿Qué había de
verdaderamente transcendental en los papeles que tan exclusivamente ocupados y
exclusivamente invadida tuvieron a medios tan "serios" como, por
ejemplo, EL PAÍS?
A mi modo de ver, las respuestas son prácticamente nadie y
prácticamente nada, si exceptuamos, claro, aquel video de la masacre desde el
helicóptero norteamericano en Iraq, que, por cierto, no estaba en esos papeles,
aunque el autor de la filtración fuera el mismo. Nada, salvo la constatación de
que el tan mitificado mundo de la diplomacia y los servicios de inteligencia
apenas es un asunto de chismorreo y corta y pega.
Si miramos atrás, a ser posible con ira, nos daremos cuenta
de que mientras estos medios cumplían con el compromiso de Wikileaks,
entregando sus primeras a nimiedades convenientemente hinchadas, al menos en el
caso de España, Europa estaba cayendo en esta, por entonces, inimaginable
crisis, nadie puso atención en aquellos estallidos de indignación en Túnez que
dieron lugar a la primavera árabe y, así, otros tantos asuntos.
Sin embargo, hay que admitir que lo más jugoso fue, precisa
y simplemente, eso: que a los sesudos espías y diplomáticos de los
superpoderosos países de occidente se les vio el culo, perdón por la crudeza, y
estos, con todas sus vergüenzas al aire, se esmeraron, esta vez sí en elaborar
su venganza, atrapando y enterrando en vida al soldado "filtrador" y
preparando lo que a todas luces era una trampa al cabeza visible de Wikileaks,
Julian Assange.
Las acusaciones contra el primero pueden mantenerle en la
cárcel el resto de su vida, las dirigidas contra Assange podrían ser menores,
incluso en la Suecia que le reclama, pero el proceso contra él entraña el
peligro de mantenerle al alcance de los EEUU que esperan como agua de mayo la
ocasión de tenerle en un país, Suecia, con el que, al contrario de lo que
ocurre con el Reino Unido, sí hay tratado de extradición.
Lo que me resulta más difícil de explicar es el follón organizado
por el gobierno conservador británico que, por cierto, veranea aquí, en pleno
territorio PIGS a propósito de la decisión de Assange de refugiarse primero, y
pedir asilo político después en la embajada de Ecuador. Lo único que me sirve
como explicación es que el gobierno británico desprecia al de Ecuador, sirve a
los intereses de su aliado norteamericano y sigue teniendo aquellos aires de
grandeza de cuando su armada dominaba el mundo.
La otra explicación es el tan manido principio de Peters, según
el cual todos van escalando puestos en la vida hasta que alcanzan su máximo
nivel de incompetencia: el ministro de exteriores británico William Hague lo ha
conseguido. Con sus amenazas de asaltar la embajada de Ecuador en Londres y su
torpeza en el asunto, Hague ha dejado claro que él y su jefe Cameron son unos
verdaderos patosos, poniendo varios ases en al mano del populista Correa que, a estas horas, debe estar soñando con que el asalto se haga realidad.
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1 comentario:
Correa: Reino Unido “no nos va a amedrentar”.
A río revuelto ganancia de pescadores.
Leitmotiv de nuestros días.
Haiku mañanero. Un saludo.
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