Bastaría con ver aquella ignominiosa foto en la que gobierno
y patronal sonreían frente al ceño fruncido y la cara de disgusto de los
sindicatos en torno a la mesa en que presuntamente se negociaron los términos
de la reforma laboral aprobada por el gobierno del PP para saber que lo que se
preparaba era cualquier cosa menos justo.
El Gobierno se comportó en la reforma como esos padres
"justicieros" que, hagan lo que hagan sus "niños", los
defienden por sistema, porque son "sus" niños. Está claro que en este
caso, los niños del gobierno son los empresarios, mejor dicho, la patronal, aunque
podríamos verlo de otra manera, si consideramos que este gobierno es el
instrumento de sus padrinos de la CEOE. En cualquier caso no cabe la más mínima
duda de que la Reforma Laboral es injusta.
Pero si, además, nos atenemos a los resultados y los analizamos
como país y no como parte de un colectivo, el empresarial, por ejemplo, tenemos
que concluir que además es nefasta, porque ha contribuido a destruir empleo y
el que, según dicen, ha creado es de mucha menor calidad, peor pagado, con
peores condiciones y mucho más inestable. Luego tenemos que concluir que la
reforma es también ineficaz, porque, no lo olvidemos, se nos aseguró, incluso
en carteles con empresarios y obreros sonrientes, que era "buena, justa y
necesaria".
Ahora, a la vista del resultado del uso que de ella han
hecho muchos, demasiados, empresarios, en los juzgados, no hay duda de que
éstos no han podido resistir la tentación de disparar con su flamante pistola,
causando un estropicio que los jueces tratan ahora de reparar con sentencias
que devuelven a los trabajadores los derechos que, apresuradamente, les
arrebataron.
El gobierno ha puesto todos los comodines en las cartas de
los empresarios y, aún así, no han podido resistir la tentación de hacer
trampas, pero trampas burdas, tan burdas y tan evidentes como lo es la propia
ley. El PSOE ha emprendido ya la estrategia de recurrir ante la justicia alguna
de las leyes y normas del Gobierno. Espero que sigan por esa senda, porque el
excesivo poder que los ciudadanos pusieron en sus manos necesita un contrapeso
que corrija la descarada desviación de la balanza hacia el lado de los
poderosos.
Sería bueno que, como le ocurrió a la reforma de la etapa
Aznar, los tribunales acaben con todas las chapuzas que está pariendo el
consejo de un consejo de ministros torpe, porque da la impresión de que, como
dice don Antonio Gala, nos gobiernan tontos ¿O quizá son demasiado listos y lo que ocurre es que tienen mucha prisa?
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
1 comentario:
¡Ojalá los Tribunales incoen sensatez y cordura! pero esta Reforma Laboral faculta al empresario a que: si no tiene suficientes beneficios, (según su “criterio”), puede abstenerse de aplicar el Convenio Colectivo (que es una ley) y negociar directamente con sus trabajadores (que a ver quién es el valiente que se niega). Lo que supone un torpedo en la línea de flotación del Derecho Laboral, orden jurídico tuitivo, porque trabajadores y empresarios no son partes iguales.
Un saludo.
Publicar un comentario