De niño, quizá entrando en la adolescencia, escuchaba a mi
abuelo hablar de la Guerra de África, supongo que a la del Rif, con la que
afortunadamente nada tuvo que ver, hablar de las "mias", unas unidades
militares indígenas de caballería, encuadradas en las tropas españolas y de
dudosa lealtad, a las que las habladurías, aquí en la península,
atribuían gran parte de la responsabilidad de la derrota frente a los
insurrectos, independentistas, del Rif, hasta el punto de dar por bueno que
"aquellas mías eran suyas".
Guardando las distancias y dejando claro que el referéndum
del 1 de octubre en Cataluña era de por sí ilegal y que nunca debió celebrarse
y que, de alguna manera, fue la muy autoritaria y muy imprudente oposición del
gobierno de Rajoy a celebrar una consulta cuyo resultado carecía de toda
legitimidad, la que llevó a las urnas a decenas de miles de catalanes, no
cabe duda de que la actitud de los mossos d' esquadra, un cuerpo que forma
parte de las fuerzas de seguridad del Estado, o de sus mandos fue absolutamente
desleal.
Al menos eso es lo que insinuó el secretario de Estado de
Seguridad de Zoido, José Antonio Nieto, para quien el despliegue de los mossos,
exigido por la autoridad judicial para impedir la apertura de los colegios
electorales y diseñado por sus mandos, fue netamente insuficiente, cuando no se
encargó, en contra de las instrucciones judiciales de asegurar su apertura.
Nieto dio a entender, además, que la desconfianza se instaló en el gobierno
dado que quienes querían celebrar el referéndum participaban en las reuniones
en las que se diseñó el plan para impedirlo.
También hablo de los Comités de Defensa de la República,
encargados en principio de organizar el referéndum, que pasaron a organizar la
resistencia a las fuerzas de la Policía Nacional y la Guardia Civil que
trataron de impedirlo, del mismo modo que volvió a mostrar sus dudas sobre la
lealtad de los mandos de los Mosoos, o así lo interpreto yo, al señalar que los
CDR, llegaban a los lugares en que tenían que intervenir la Policía o la
Guardia Civil antes que las mismas fuerzas.
Con todo, a un ciudadano de a pie como yo le cabe
preguntarse si no hubiese sido oportuno actuar sobre los mossos, interviniendo
su dirección o, simplemente, dejando hacer, como ya se hiciera con la consulta
convocada por Más, para desactivarla legalmente a posteriori. Sin embargo, me
temo que en todo lo que hace referencia a Cataluña la sobreactuación y el
dramatismo han primado sobre todas las demás actitudes, como si unos y otros
obrasen sólo a mayor gloria "de los suyos" olvidándose de la
tranquilidad y el bien de los demás. Así Rajoy mostraba su fuerza, inútil pero
fuerte, y la Generalitat la astucia, tan inútil o más que la fuerza de Rajoy,
porque, un año después, estamos donde estamos y sin salida aparente.
Todo viene del hecho de que a nadie parecía interesarle la
verdad, porque cada uno ya tiene su propia realidad blindada y paralela a la de
los otros. Y ya se sabe, lo sabemos desde primaria, que las líneas paralelas
nunca llegan a juntarse. Sin embargo, creo que el juicio a los responsables de
lo que ocurrió aquellos días, en el que, de ser cierto lo dicho por Nieto y lo
parece, faltaría Trapero en el banquillo, está teniendo un efecto descompresor
y, si no de acercamiento de esas dos realidades, sí de apertura de miras para
poder conocerlas de primera mano.
Quizá así salgamos de la surrealista situación en que
vivimos y conozcamos el final de esta historia, digna de haber sido filmada por
Hitchcock, en el que a cada secuencia corresponde un giro dramático de la
situación y los que parecían culpables dejan de parecerlo y los torpes pasan de
golpe al bando de los hábiles. Lo que sí parece claro es que las mias, los
mossos, eran suyas.
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