Esta mañana, apenas un día después del desbarre no ya
cultural sino de mera inteligencia cometido por el número dos de la lista del
Partido Popular por Madrid, nada menos que el número dos, tengo que volver a
preguntarme qué es lo que le pasa al PP con el aborto y, por extensión, con las
mujeres.
Parece como si la dirección del PP, Pablo Casado, Teodoro
García o, ahora, el Adolfo Suárez Illana, que quiso heredar de su padre el
ducado de Suárez y se lo negaron las leyes en favor de su sobrina Alejandra,
tuviesen algo en contra de las mujeres. Quizá sea eso, que no están a favor de
la igualdad, porque saben que, con ella, se acaban sus privilegios de varón y
las sobrinas heredan los títulos.
Eso por un lado, por otro, parece como si hubiesen hecho un
pacto con dios y su moral, olvidando que en unas elecciones con quien hay que
pactar es con los electores y que cada vez son más las electoras que los
electores y que esas electoras, lo demostraron cuando el ministro del canapé
cultural, Alberto Ruiz Gallardón, se quitó la careta y quiso imponer su rancia
ideología a las mujeres, ya no están dispuestas a que los hombres piensen por
ellas y les impongan sus prejuicios y sus leyes.
Casado, con si sonrisa permanente de agente inmobiliario y
su mentalidad de monaguillo convencido se ha rodeado de fieles, de personajes
en los que pesa más la lealtad que la idoneidad. Ahí tenemos al lanzador de
huesos de aceituna, Teodoro García, con su visión simplista del mundo y en
particular de ese asunto, que trata de imponernos sus tesis antiabortistas y su
visión del mundo, un mundo en el que el aborto no es un derecho sino una
tragedia y en el que las mujeres que deciden abortar lo hacen por verse
desamparadas, nunca porque quieran ser dueñas de su cuerpo y su destino. Les
falta decir de ellas que son unas alocadas viciosas, más pendientes de su
placer que de la vida.
Está claro que nunca han tenido que recurrir al aborto o, me
atrevo a decir, que más ben han podido mirar para otro lado, dejando que las
decisiones las tomasen ellas, para acabar con tan embarazosas situaciones en
discretas y eficaces clínicas privadas en España o en otras en países menos
anclados en una moral que ya es del pasado.
Si os digo la verdad, lo que dicen Casado y sus amigos, ser
su amigo es el único mérito que se conoce de Suárez Illana, me indigna, pero
tanto como me parece conveniente, para que las mujeres que se puedan ver a sí
mismas o a sus hijas, hermanas o amigas en la necesidad de abortar con
garantías se den cuenta de lo que podría venírseles encima si dan su voto a
personajes como esos.
A veces pienso que el PP es, en manos de Pablo Casado, tan
peligroso como la escopeta de Froilán Marichalar y Borbón, porque en
cualquier momento puede pegarse y se pega un tiro en el pie. Es más, desde que
asumió la presidencia del PP siendo el candidato menos votado en las primarias,
no ha hecho otra cosa que dispararse en él, improvisando alocadamente,
eligiendo la peor mercancía en el almacén del talento, y buscando los peores
aliados, a los que legitima e imita, para ver como luego se revuelven contra él
y le "roban" los votantes.
Pero volvamos a Suárez Illana, que, de su padre, sólo parece
haber heredado una cierta prestancia y nada de su habilidad ni astucia. Ayer,
en su primera entrevista como candidato, demostró lo lejos que está de su
padre, algo que ya apuntó cuando se permitió "prestar" a su padre ya
muy afectado por el Alzheimer, para intervenir en un mitin a mayor gloria de
José María Aznar, y tuvo que abandonar la tribuna después de haberse mostrado,
no podía haber sido de otra forma, confuso y abrumado.
Yo, que creo en la justicia poética, creo que hay mucho de
ella en el ridículo que voluntariamente nos regaló ayer, aunque, si su padre
parecía desconocer a qué iba a ese mitin, Adolfo Suárez Illana, se está dejando
utilizar por Casado con plena conciencia.
Es lo que tiene rodearse de caras conocidas, de personajes
famosos, no por su experiencia política, sino por otras muchas habilidades como
el toreo, el tertulieo, o su desgracia. A veces pienso que Casado, que, o tiene
un falcon privado o, de lo contrario, lleva dos meses sin dormir en su cama
improvisa más de lo que debe en lo que dice y en lo que hace y que, quizás por
eso, ha "colocado" a su amigo Adolfo en el número dos de su lista por
Madrid, justo detrás de él, sin ser consciente del peligro que supone pasear
por radios y televisiones y presentar en los mítines a un personaje que dice
ser abogado, doctorado en Harvard, aunque quizá en el de Aravaca, y demuestra
públicamente que cree posible que Nueva York haya legalizado el asesinato de
recién nacidos, demostrando que, si hay neandertales, están en algunas listas,
como las del PP y que él debe de ser uno de ellos.
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