Cuando llegaba la primavera a mi barrio, no este sube y baja
de los demonios sin lluvia que no limpia el aire y desconcierta a almendros y
rosales, las pastelerías de mi barrio se llenaban de rosquillas "del
santo", por San Isidro, rosquillas listas y tontas que, como los churros,
en los tenderetes del paseo Quince de Mayo, lo que fue "la pradera"
se vendían atadas en un junco por docenas y por medias docenas y que, ahora, se
venden en terribles bolsas de plástico que las preservan de las moscas, a
ellas, y a nosotros del futuro.
Os aseguro que en estas tardes soleadas que a deshora
estamos teniendo, incitadoras de paseos, las he echado de menos, especialmente
cuando, como en este fin de semana en telediarios y radios se han dado un buen
atracón de listas, pero no de éstas que satisfacen, aunque duren poco, sino de
las otras, de las que siempre dejan mal sabor de boca a alguno y su digestión
dura cuatro años. Me refiero, está claro, a las listas electorales, de las
que este año tenemos nada menos que cuatro y, aun así, no va a haber rosquillas
para todos.
Este fin de semana, los partidos lo han dedicado a presentar
a sus cabezas de lista o bien a ratificar las que la síntesis de la militancia
y la dirección en mayor o menor proporción han decidido una y otra, para
alegría de unos, disgusto de otros y, en ocasiones, desconcierto absoluto. Ha
sido una mañana de micro micrófonos al sol, valga la redundancia, en la que los
dos principales partidos de la derecha han montado sus tenderetes al aire
libre, para esos mítines 3.0, en los que los candidatos se pasean de aquí para
allá, abriendo mucho los brazos y dando jabón al jefe, para agradecerle sus
designios.
El PSOE, si no no sería el PSOE, reunió a su comité federal
para entregarse, hoy como siempre, a otra nueva y distinta tragedia griega, en
la que desangrarse.
En la derecha, VOX, sólo por citarlo, ha anunciado su lista
para Madrid, en la que los tres primeros puestos los ocupan sus particulares
"machos alfa", para asegurarse la representación en una de las circunscripciones,
as conservadoras y, de paso, los sueldos. En Ciudadanos y el PP, que tanto han
criticado que el seleccionador nacional de baloncesto, Pepu Hernández, sea el
número uno de la lista socialista para el Ayuntamiento de Madrid, han hecho
otro tanto, fichando aquí y allá, "tránsfugas" de la política,
sacados las más de las veces de la basura de otros partidos, deportistas y
profesionales de la empresa o de la comunicación.
De los tres partidos de la derecha, el que más se ha
retratado ha sido Ciudadanos, que, con su carro de la compra, ha ido a las
rebajas del Primark nacional, metiendo en él, desde corruptos imputados o en
fase de ello, rebotados del PSOE y del PP, o empresarios triunfadores y sin
escrúpulos, como Marcos de Quinto, ex vicepresidente de Coca Coa, que por su
apellido debiera haberlo sido de una cervecera,
pasando por el abogado del Estado que acusó a los líderes
independentistas de rebelión y fue retirado del caso tras la llegada de Sánchez
al gobierno, como condición, según Rivera, para el apoyo de Torra al gobierno
socialista, cuando el apoyo lo tuvo Sánchez en la moción de censura, antes de
poder tomar decisiones, y fueron Torra y los suyos quienes, después del relevo
de Edmundo Bal, que así se llama el abogado, negaron su apoyo a los presupuestos,
forzando e adelanto electoral.
Mientras, en el PP, Casado, en realidad como todos, ha
decidido "no hacer prisioneros", dejando fuera de las listas
cualquier tufillo "marianista" y colocando, por ejemplo, a una
marquesa pija, madrileña, aunque casada con un Güell, y directiva de la analista
FAES, para encabezar la lista por Barcelona. También a Juan José Cortés, padre
de la niña asesinada, Mari Luz Cortés, para encabezar la lista de Huelva,
insistiendo en la triste estrategia de convertir el dolor y la desgracia, como
mérito para la política, destinado, como él mismo se ha encargado de anunciar,
a luchar en favor de la pena de prisión permanente revisable, como si no
hubiese más asuntos de los que ocuparse en el Congreso o como si Huelva no tuviese
otro problema que la desgracia de su hija.
En fin y a la espera de ver por dónde evolucionan las listas
y qué resultados dan en el futuro, si el populismo en su elaboración resulta o si
la pureza de sangre que persiguen garantizan algo. De momento, dada la
improvisación creo que estas listas, a la espera de acontecimientos, me parecen
muy tontas.
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