viernes, 22 de febrero de 2019

POESÍA DE QUITA Y PON


Ayer se vivió en la Asamblea de Madrid un espectáculo curioso y muy propio del periodo preelectoral en que, como casi siempre, vivimos. Un diputado, Juan Van Halen, del partido popular y, por más señas, poeta, preguntó al consejero de Cultura del gobierno madrileño cómo pensaba conmemorar el centenario de la llegada de Federico García Lorca a Madrid y lo hizo calificando el fusilamiento del poeta en la carretera de Víznar a Alfacar como asesinato execrable y como el error más grave que cometió el régimen, tenemos que suponer que se refería al régimen franquista, en sus inicios.
Al mismo tiempo, Van-Halen describió a Lorca como un liberal ajeno a la ideologización que ahora le rodea, quizá para hacerse perdonar entre los suyos, el partido popular y sus votantes, proponer algo en memoria del poeta español más universal del siglo pasado. Van-Halen quiso llevar esa memoria al molino de su más que evidente ideología, mucho más cercana a la de quienes acabaron con su vida que a la del poeta, un señorito, sí, pero lleno de proyectos, como el de La Barraca, en favor de llevar el teatro y la cultura más allá de los lugares y las clases que habitualmente disfrutaban de ellos.
Curiosa fecha para celebrar, la de la llegada de Federico a Madrid, quizá para no tener que conmemorar la de su fusilamiento, quise decir fallecimiento, que, ya en pleno franquismo, reunió a decenas de actores músicos y poetas en lo que fue uno de los primeros actos de afirmación antifranquista.
El bizarro intento de Van-Halen me recordó a aquella vergonzante apropiación que hizo José María Aznar durante su mandato, de la memoria de Max Aub, escritor de origen judío alemán, nacido en París que, desde muy joven se alineó con el socialismo, trabajando para la II República, hasta que, al finalizar la guerra, con el triunfo del fascismo, se exilió en México, como tantos y tantos poetas, entre ellos León Felpe. Aznar, el mismo que acabó crispando España, llevándola incluso a una guerra injusta, engatusó a los herederos del autor de "Campo abierto" con la creación de una fundación y se permitió adornar con su memoria su discurso presuntamente liberal, aunque únicamente y cómo lo fuese en lo económico. 
Afortunadamente existe otra justicia, la poética, que ha permitido que, hoy, otro aniversario, el de la muerte de Antonio Machado en Colliure, cerca y lejos de la España que tuvo que dejar a pie con su anciana madre casi a cuestas, para salvar la vida, buscando un exilio que a causa de las penurias de la huida apenas duró unos meses. Esa justicia poética nos permite ahora, en medio de todos los juegos de manos que pretende hacernos la derecha, recordar cómo vivieron y cómo y dónde murieron los poetas que se sintieron libres durante la II República, bajo las balas o en la pobreza y la tristeza del exilio.
Quizá, lo que Van-Halen quiso transmitirnos ayer fuese que a Federico García Lorca le mataron por su condición sexual. Un vago intento, porque Federico se refugió en Granada, huyendo de lo que le pudiera ocurrir si Madrid caía en manos fascistas. Y el diputado poeta del PP disfrazó a Lorca de liberal, como si atreverse a ser libre en aquellos años no fuese causa de muerte o prisión segura, según el bando en que estuvieses. En cualquier caso, lo que queda claro, y eso me indigna, es que, la derecha siempre que necesita disfrazarse roba sus símbolos a la izquierda, lo hizo Rivera con las banderas arco iris en Colón y trata de hacerlo Van-Halen con sus poetas de quita y pon.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Muy bueno ...

Saludos
Mark de Zabaleta