lunes, 10 de septiembre de 2018

¿EN LAS MISMAS?


Un año más, como cualquier escolar en septiembre me enfrento, entre la pereza y la curiosidad, al comienzo del nuevo curso. Un año más se repite el ritual, del reencuentro a las puertas de la escuela, para los colegiales, del ceremonial que debiera ser de la fiesta de todos los catalanes y que, de unos años a esta parte, se ha vuelto cada vez más excluyente, pasando de catalanista a nacionalista y a claramente independentista ahora. Un año más, a sabiendas de que no debiera ser así, como el colegial en su casa todavía en penumbra, me hago el remolón ante el teclado.
Aun así, trato de sobreponerme y me impongo la tarea de buscar algo distinto, algo que diferencie este lunes de cualquier día de la semana pasada y, con solo conectar la radio, lo encuentro. En primer lugar, una entrevista semiclandestina a Raúl Romeva, conseguida por la Cadena SER y llevada a cabo durante una comunicación en prisión, una entrevista de la que no ha quedado, que se sepa, testimonio sonoro, en la que Romeva asegura que habla en nombre de todos sus compañeros presos y en la que asegura que no habrá ningún tipo de negociación entre la Generalitat y el Gobierno si ellos continúan  encarcelados, algo que aleja un poco más una salida para la crisis que estalló en toda su magnitud hace ya más de un año.
Lo dicho por Romeva, de ser cierto, no que lo haya dicho, que no dudo que lo dijera, sino que lo haya dicho en representación consensuada con todos sus compañeros, lleva cualquier solución más allá de un juicio que va a ser, si no largo, sí intenso, porque, no es que el gobierno parezca dispuesto a influir en la fiscalía para atenuar las penas previstas para los responsables de la efímera "proclamación" de independencia de hace un año, es que no puede hacerlo y, de haberlo, no sería sin un grave escándalo y siempre después de producirse la condena.
Por tanto, cabe pensar que todos estos movimientos tienen más que ver con el precalentamiento de la diada de mañana martes, una diada que, con razón o sin razón, se prevé menos concurrida que la del año pasado, aunque bien es sabido que, desde hace tiempo, a cualquier concentración de masas de carácter político le sigue una guerra de cifras en la que el margen de errónea discrepancia se establece en centenares de miles de asistentes.
No me cabe duda de que la diagonal estará "a rebosar" ni de que la coreografía que se ha diseñado para la ocasión será tan vistosa y tan perfecta como la de años anteriores. No me cabe duda tampoco de cuál será el discurso de unos y otros, en la Diagonal y fuera de la Diagonal, porque, al menos hasta esta mañana, en que hemos sabido del máster fantasma de la ministra de Sanidad, Carmen Montón, ese esa venía siendo la harina con la que hacían PP y Ciudadanos el pan de su oposición al Gobierno.
Cosas veredes, que decía Don Quijote, porque esta es la hora en la que Pablo Casado, se ha mostrado comprensivo con las explicaciones que aún n ha dado la ministra, en lugar de arremeter contra ella pidiendo su dimisión, señal clara de que quien tiene que exigírsela, si es que no es capaz de explicar lo ocueeido es el propio, Pedro Sánchez que perdería, y con él nosotros, una magnófica ministra de Sanidad
E fin, que me siento con desgana apático ante unas semanas que deseo más que espero que no se parezcan a las que hace un año siguieron a aquella diada.
No sé si estamos en las mismas, pero os aseguro que no querría que este país volviese a pasar por lo que pasado a lo largo de este año. 

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