miércoles, 17 de abril de 2019

NO ES NO, CAYETANA


Con mujeres como Cayetana Álvarez de Toledo, no hacen falta machistas. Con su delgadez enfermiza y su tranquilidad enervante, la candidata del Partido Popular por Barcelona ha conseguido sacarme de quicio cuando, esta mañana, he escuchado su particular punto de vista sobre lo que puede y no puede considerarse consentimiento, sobre lo que puede y no puede considerarse resistencia, sobre lo que puede y no puede considerarse violación.
La marquesa de Casa Fuerte, rodeada de plebeyos, todos sin la exquisita educación que ella tuvo, demostró que con mujeres como ella sobran los machistas y que, con ideas como las suyas, Vox está de más, porque la candidata popular, con el apoyo inestimable de Inés Arrimadas, se bastó para encarnar el ideario ultraconservador del partido de Abascal y sus jinetes.
La señora Álvarez de Toledo vino a confirmar ayer que algunas mujeres pueden ejercer el machismo y hacerlo de la peor de las maneras, porque una mujer que se rebela ante quienes defienden que el silencio cohibido o asustado de una mujer ante la violencia machista es un no tácito y, como tal, un no tan absoluto como cualquier otro y lo hizo frente a las otras dos mujeres participantes en el debate, Irene y María Jesús Montero, con esa altivez que la caracteriza.
No deberíamos olvidar quien es Cayetana Álvarez de Toledo: nada menos que la jefa de Gabinete de uno de los ministros más siniestros de Aznar, el que en las horas y días que siguieron a los atentados del 11-M, quiso engañar a todo un país atribuyendo la matanza a ETA, cuando ya era evidente que Había sido obra del yihadismo, simplemente, porque, electoralmente, al PP de Aznar le hubiese convenido que fuese obra de ETA.
La candidata popular, educada en un exclusivo colegio en Buenos Aires y en universidades inglesas. esconde tras su apariencia delicada y tranquila, una fiera que se desata cuando se ve acorralada y no sólo eso, sino que se crece. No hubo más que verla en los incidentes de la Autónoma de Barcelona, haciendo frente, protegida y a distancia, eso sí, a los energúmenos que pretendían impedir su charla. Es como una delicada olla a presión, delicada por fuera, que desata la fuerza de su vapor contenido en cuanto se le abre la válvula.
Sin embargo, yo ayer la vi como una mantis religiosa, estilizada, casi bella, pero capaz de devorar al primero que se ponga a su alcance, su macho incluido. Su voz grave, su tono monocorde y su acento contenido, casi imperceptible, engañan, como engaña el voraz insecto, por eso más vale quedar fuera de su alcance y no sucumbir a sus encantos, por más que pueda tenerlos.
Su morbosa pregunta a sus circunstanciales compañeras en el debate sobre si ellas decían que sí todo el tiempo, supongo por el contexto que quería decir durante la relación, habrá excitado a más de uno, imaginando una cosa y la contraria. Sin embargo, no puedo dejar de situar sus palabras en el único contexto en el que en ese momento cabían, en la angustiosa agresión de que fue objeto la víctima de la manada de Pamplona y de tantas y tantas manadas que acechan a quienes, mujeres o no, quieren ser libres y felices en una sociedad que creen madura.
No creo que nuestra amiga la mantis hubiese tenido el valor de decir lo mismo que dijo anoche en el debate delante de la víctima de Pamplona, aunque o que más me asusta de ella es esa frialdad y esa inflexibilidad con que aborda cualquier asunto. Cayetana, con su afirmación de que quienes luchan por los derechos de las mujeres quieren abrir una guerra entre hombres y mujeres y quieren hacer creer a los demás que las mujeres nacen víctimas y los hombres verdugos, una simplificación de la realidad que sólo cabe en la cabeza de los monstruos de Pamplona y de algunos obispos.
Irene Montero llegó a decirle que lo último que necesita una víctima de violación es una mujer como Cayetana diciéndole "tampoco es para tanto", clavo al que la candidata popular se agarró para acusar a su interlocutora de acusarla a su vez de justificar las violaciones.
Nuestra amiga la mantis fue al plató a comerse los votos del PP y muchos de Vox, porque, eso sí, ella tiene mejor verbo y presencia que los machotes de Abascal. Ella cree que en esta lucha todo vale, pero no, porque, pese a lo que puedas pensar o decir desde tu torre de marfil de niña rica, un no es un no, Cayetana.

1 comentario:

Mamen Piriz García dijo...

Fue vergonzoso oír a esta mujer que quería defender el machismo impuesto sin el consentimiento de la mujer. ¡Vergonzante su actitud!