miércoles, 10 de abril de 2019

VENDEDORES DE ALARMAS


Dicen que hay personajes que, para cada solución, son capaces de encontrar un problema y me temo que Pablo Casado es uno de ellos. Gente que como Securitas Direct viven de sembrar el miedo en la gente, de exagerar los peligros, reales o ficticios, cuando no de inventárselos o, hay quien lo dice, de cosas peores. 
Saben que el hombre de las cavernas que aún duerme en nuestra conciencia es asustadizo y que, a la menor amenaza, a la menor sensación de peligro se encierra en sí mismo, se atrinchera en su caverna y se defiende con uñas y dientes de los fantasmas que les rondan, a costa, las más de las veces de ver el sol y disfrutar de lo que hay afuera.
Pablo Casado, Santiago Abascakl y, en menor medida, Albert Rivera son de esos, viven de instalar sus alarmas en el alma de la gente, inventando para ellos temores injustificados, de asustar a le gente más simple y egoísta de invasiones "islamistas", de la quiebra del sistema de pensiones, de un paro sin solución o de la desaparición de sus ahorros, cuando saben de sobra que fueron los suyos, cargos del PP o del PSOE felón, éste sí, quienes quebraron las cajas de ahorros, que no sus propios bolsillos.
El caso es asustar, a la búsqueda del rédito electoral, el caso es convertir a la ciudadanía, a nuestros vecinos, en gente desconfiada, recelosa de quien no tiene la piel de su mismo color y viste o habla de otra manera.
Es gente que allá donde hay un problema acude como las moscardas a las mataduras del ganado y las caballerías, revoloteando la herida, zumbando, batiendo sus alas con ese runrún tan molesto como preocupante que en nada ayuda a sanar la herida, a solucionar el problema.
Quizá por eso, lo primero que hizo Casado, nada más ser elegido en penosa carambola como nuevo secretario general del Partido Popular, fue acercarse a la valla de Ceuta a dejarse fotografiar junto a los jirones de la ropa y quién sabe si de piel de los últimos que intentaron saltarla en busca del sueño europeo. Revoloteó junto a la valla, se hizo fotos con quienes la vigilan y con quienes habiéndola cruzado esperaban para ser devueltos a la casilla de salida, con su piel y sus músculos heridos por las mismas concertinas que el efectista Jordi Évole regaló al papa.
Aquel fue un mal inicio, un síntoma de que se iba a dedicar, no ha hecho otra cosa desde entonces, a ir de un lado a otro, con sus forillos digitales, uno para cada ocasión, agrandando problemas muchas veces ya resueltos, resucitando odios y enconamientos, sólo porque le convenía hacerlo, de entre ellos el más sangrante, lo que ocurrió en Cataluña por la inacción despreciativa de Rajoy y la mala cabeza de esa cúpula de Interior que, parece, sólo trabajaba para su partido, hurgando ilícitamente en "la vida de los otros" o, directamente, inventando pruebas contra ellos.
De la sistemática corrupción que acabó con Rajoy y quién sabe si con su partido, nada. Es el pasado, dicen él y sus colaboradores, cuando la condena al PP es de hace apenas dos años, de la colaboración inventada entre ETA y el PSOE, todo. Y eso que ETA está ya disuelta y lleva más años sin usar la violencia que el PP sin robar. El caso es tirar barro, y sangre, a la cara del contrario, de quien tuvo la osadía de presentar una moción de censura desde fuera del Congreso y con los "viejos" de su partido en contra. El caso es tratar de ensuciar aquella jugada, tan legal como lícita, que una tarde de verano sacó a Mariano Rajoy de la Moncloa, dejándole tan desconcertado que tiró la toalla, dejando en el PP un "siete", taponado deprisa y corriendo con un remiendo, el propio Casado, por el que la imagen del partido se escapa a borbotones, alejándolo de un poder en el que ya se había acomodado.
Casado se ha esmerado en esa huida hacia adelante, tan apocalíptica y mentirosa como la que llevó a Donald Trump, pero esto no es Estados Unidos, la América profunda que le voto, y las mentiras no dan tanta ventaja, quizá por eso, son pocas las alarmas que él, de momento, líder del PP nos ha llegado a colocar. Y es que no es lo mismo, señor Casado, hacer chistes y elaborar chascarrillos para un partido de gobierno, que ganar ese gobierno con las mismas y otras mentiras.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Ciertamente muy bien captado ...

Saludos
Mark de Zabaleta