Que la sentencia del Supremo sobre los salvajes violadores en
serie que se hacían llamar "la manada" marca un antes y un después en
la sociedad española es un hecho aún por calibrar, aunque lo que está claro es
que, en torno a los delitos sexuales ya nada será igual en los tribunales
españoles. El fallo y las consideraciones anexas a él borran de un plumazo esa
idea, esgrimida por los defensores de estos y otros animales de que en el sexo
todo o casi todo es fiesta y jolgorio, como algún periodista y sus medios
defendieron en los primeros momentos, cuando se supo de la detención de los
"machotes", de juerga en Pamplona.
La sentencia del Supremo,
basándose en los hechos probados en el juzgado de instrucción, con la muy
brillante aportación de la fiscal del caso, acabó con la falacia de considerar
abuso lo que fue una clara agresión y con la cruel y machista costumbre de
considerar que el silencio y la parálisis que generan el terror equivalen a un
asentimiento, algo que resultó válido, incluso, para la hoy diputada por
Barcelona, única del PP, Cayetana Álvarez de Toledo.
Espero que este fallo acabe con
comentarios tan frívolos como los suyos y con los de tanto machote que,
tratándose de mujeres, se cree con derecho a todo, gente que habla desde una
superioridad falsa y defensiva, gente acomplejada que, como el portavoz y líder
de Vox en Andalucía, el prevaricador, Francisco Serrano, apartado de la carrera
judicial por ello, no son capaces de ver en las mujeres otra cosa que seres
traicioneros y vengativos, que buscan arruinar a aquel que caiga en sus manos.
No sé cuál es la experiencia
del ex juez Serrano, me temo lo peor, pero escribir en un tuit que a partir de
ahora cualquier varón que sufra un gatillazo o decepcione a una mujer en una
relación puede verse acusado de haberla violado y que desde ya el único sexo
seguro, y no habla de condones, es el que se tiene con las prostitutas, supongo
que porque cree que allá donde se paga se manda y se tiene derecho a todo,
incluido el temido, para él, gatillazo.
Se puede ser más torpe que este
personaje, afortunadamente fuera ya de la judicatura, pero, para ello, hay que
entrenar mucho y duro y él parece haberlo hecho, porque se atrevió a enmendarle
la plana al Tribunal Supremo, demostrando su absoluto desconocimiento del
derecho procesal. Más o menos como el portavoz de Vox en el parlamento
murciano, del mundo del derecho también, es abogado, que se ha permitido
insultar gravemente a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, a la que, otra
vez en un tuit, a la que ha tildado de tiparraca y puta, con asteriscos pero lo
ha escrito, ignorando que la ministra no es un "personajillo" como
ellos piensan y que lo que ha hecho ha sido llamar puta a toda una autoridad
del Estado, con lo que quizá sin pretenderlo, no insultarla que sí lo
pretendía, ha puesto en marcha toda la maquinaria del Estado, Fiscalía General
incluida, para pedir cuentas al boquirroto personaje en los tribunales.
De que el peso de la ley va a
caer sobre él no tengo dudas, aunque lo que me gustaría es que estos personajillos,
ellos sí, tan faltones y bocazas salieran de nuestra política, a la que nunca
deberían haber llegado, porque no saben distinguirla de cualquier chat de Foro
coches. El que así sea depende de su partido, pero, sobre todo, de quienes se
han convertido, PP y Ciudadanos, en el peldaño en el que pisar para llegar a
donde nunca deberían haber llegado. Son unos bocazas, pero, pese al título de
esta entrada, no sólo de Vox, también de sus interesados colaboradores
necesarios el PP y Ciudadanos, con todos sus dirigentes.
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