lunes, 8 de julio de 2019

SEÑORAINESARRIMADAS...


No sé si s vuestro caso, pero llevo un tiempo en el que me cuesta reconocer en los dirigentes de Ciudadanos la imagen cordial de sus primeros. El cambio es más evidente en Rivera que, cuando aparece en público, que es cada vez menos, muestra esa imagen crispada y a la defensiva de quien sabe que ya no "coloca" su mensaje con la facilidad con la que lo hacía antes.
Les ocurre lo mismo a otros dirigentes del partido, a Villegas, por ejemplo, al que los dioses parecen haber negado la sonrisa y a Girauta, siempre crispado, y, sobre todo, a Inés Arrimadas la dulce sonrisa de los primeros tiempos, transmutada en una agresividad creciente, supliendo a su escurridizo jefe de filas o empeñada en maniobras de diversión con las que desviar la atención de los problemas de su partido, cada vez más y mayores, por cierto, hacia momentos puntuales perfectamente diseñados, estandarizados, diría yo, con los que atraer los focos y la atención de la prensa, asumiendo un protagonismo que no les corresponde y desvirtuando la verdadera naturaleza de los asuntos. 
Lo que digo, por si había alguna duda, acaba de confirmarse a través de un documento interno del partido, en el que los de Rivera se felicitan por el éxito mediático de acciones como las de Alsasua o Waterloo, donde Arrimados u otros dirigentes, convenientemente escoltados por la prensa y las fuerzas del orden, en cantidad suficiente para garantizar su seguridad y la cobertura televisiva de actos que no pasan de ser provocaciones, incursiones en "territorio enemigo", en las que la bronca y el ruido se sobreponen a todo lo demás, incluidas las explicaciones de su actitud.
Lo acaban de demostrar una vez más tratando de colocarse con su pancarta en un lugar preferente de una manifestación, la del orgullo gay, a la que no habían sido invitados, por sus continuos pactos con  PP y Vox, explícitos o soterrados, que, por más que lo nieguen, están teniendo consecuencias en el recorte de derechos y avances sociales, también los del colectivo LGTB, la primera de ellas, la de abrir la puerta a un partido explícitamente homófobo como lo es Vox.
Harían, haríamos bien, en tomar nota de lo sucedido en Grecia en las últimas elecciones, en las que "Amanecer Dorado", un partido más o menos homologable a Vox, ha quedado fuera del parlamento al haber sido aislado por el resto de las fuerzas políticas y por los medios que dejaron pronto de dar cobertura a sus actos y a sus campañas, todo lo contrario de lo que PP y Ciudadanos y medios como la Sexta han hecho con Vox y sus tuits.
Que lo de Arrimadas, cada vez menos Blancanieves y más Cruella, en la Marcha del Orgullo estaba perfectamente preparado y sus consecuencias asumidas y convenientemente recicladas está claro. Sabían que iban a ser rechazados y pese a ello acudieron con paraguas y descaro a recibir el más que previsible rechazo del resto de asistentes. Y no sólo eso. En las horas siguientes dirigieron todas sus diatribas hacia el culpable que ellos mismos habían señalado "señorministromarlaska" que, en su opinión, fue el instigador del boicot, violento según ellos, sufrido en la manifestación del sábado.
No, "señorainesarrimadas", decir, como dijo el ministro Marlaska, que haber facilitado la entrada de Vox en las instituciones tiene consecuencias no es pedir que les "apedreen" ni se puede pedir su dimisión por ello. No sé si es consciente, "señorainesarrimadas", de que se les está viendo el plumero, de que no pueden mostrar ni una piedra ni un rasguño que pruebe sus acusaciones. No sé si se dan cuenta de que son como esos niños mimados que provocan al resto y rompen a llorar cuando sus provocaciones tienen respuesta.

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